miércoles, 13 de mayo de 2015

POliLLaS

Un ligero aunque sobrecogedor zumbido, me sobresaltó en el momento en el que hice entrada en mi dormitorio. No tarde mucho en descubrir que una polilla voladora, pasadísima de peso, había ocupado mi alcoba. Siento verdadera fobia hacia estos insectos, hacia cualquier insecto o bicho en general, que ocupe mi espacio ya sea volando, arrastrándose o reptando. Mi primera y primitiva reacción, fue quedarme congelado y seguir con la mirada, cual lechuza, los movimientos de la inoportuna polilla. Con la agilidad que me caracteriza, me lance sobre el balcón y abrí las puerta de este de par en par, apagando la luz de la habitación a la espera que el incomodo bichejo saliera volando hacia la calle en busca de luz.
Rápidamente, cerré  la puerta, esperando que a mí vuelta, el animalito hubiera desocupado mi dormitorio.
Pasaron cerca de 3 horas , en  las que servidor ya había olvidado a la desconsiderada invitada, cuando al abrir la puerta lo primero que vi revoloteando con su desagradable zumbido alrededor de la lámpara, es a la obesa polilla. Desesperado agarre con fuerza una camiseta y cual Rafa Nadal en pijama, comencé a dar espasmódicos e incontrolados aspavientos  intentando lanzar al insecto hacia el exterior que seguía abierto de par en par.
A oscuras e iluminado por la tenue luz que entraba de la calle, no pude más que emulando a aquella fantástica  parapsicóloga de la película “Poltergueist”, invitar a la polilla a que saliese por la ventana al tiempo que le decía de forma susurrante aunque rotunda,
Caroline, ve hacia la luz
Ve hacia la luz Caroline…
Lamentablemente Caroline no estaba por la labor y la muy hija de puta parecía encontrase cómoda en mi estancia.  Mi insinuación de desalojo no surtía efecto y ella parecía disfrutar con mi desespero y angustia. Durante unos segundos valore la posibilidad de acostarme y compartir dormitorio con el bicharraco, rápidamente reaccioné. No, no puedo dormir con ella observándome desde el techo, ¿y si me ataca amparada en la oscuridad? Y lo que es peor, ¿y si me muerde y me transmite sus poderes de mierda y acabo convertido en “Polilla-man”?
Que súper héroe más absurdo, ya me puedo imaginar dándome cabezazos contra las farolas de la calle o los anuncios luminosos.
Imposible, tengo que actuar, agarre de nuevo la camiseta y me lance a la caza del bicho, haciendo uso de los conocimientos adquiridos durante el visionado repetidas veces de “Karate Kid 2”.  Después de un par de fallidos intentos, un golpe certero acabo con Caroline y casi con mi cadera, cuando al blandear la camiseta cual bandera, la polilla acabo saliendo despedida por el balcón.
Vuela, vuela Caroline le grite parapetado tras la ventana.
Vuela, vuela y no vuelvas , hija de la gran puta,,,,,