
No es nada habitual ver al doctor magenta en ningún tipo de manifestación. Mis temores por los tumultos y mi poca afición a corear consignas, sucumbieron finalmente ante la posibilidad de mostrar una vez más mi indignación, esta vez de forma colectiva. Confieso que también tuvo mucho que ver el hecho de que el sábado compartí con el sr.rancio un curioso momento homeles, cuando me comunico la idea de asistir a la manifestación y la intención de hacerse una pancarta. A tal fin comenzamos un breve aunque intenso recorrido por diversos contenedores de papel en busca de un cartón adecuado para ello. Tras este interesante hapening no pude más que confirmarle mi asistencia.
Ya el domingo, cuando baje a la calle y vi. al Rancio pancarta en mano, vestido con estudiadísimo estilismo playero, me limite a decirle:
- Espérame un minuto, subo a por la cámara de fotos.
Mimetizado ya en papel de fotógrafo, aproveché para cambiarme de ropa y vestirme con un look más apropiado, tipo corresponsal de guerra en homenaje a John Sistiaga. Lastima que no encontrase un chaleco apropiado. Vestido ya de esta guisa, improvisé ya en la calle un espontáneo photo-call donde, a modo de preámbulo, acribillé al sr.rancio a fotografías como si de una top-model comprometida se tratase. Ni que decir tiene que el participo de ello encantado, gustoso y conocedor de la fama efímera que servidor le estaba procurando, con una profesionalidad a la altura de ana obregon en su esperado posado veraniego.
Tras la sesión de fotos, nos incorporamos a la manifestación que en ese momento comenzaba la marcha. El Rancio, totalmente entregado en su papel de carismático manifestante se adentro en la misma y para cuando me quise dar cuenta nos encontrábamos a la cabeza de la misma. Durante unos minutos busqué desesperadamente entre los presentes, esperando encontrarme a Pilar Bardem, que como sabéis es muy fans de este tipo de actos.
Bajo un sol de justicia, seguimos los pasos que marcaban nuestra indignación, invitando a los presentes a unirse a la misma con un tono festivo que bajo mi personal opinión deslucía el acto. Como dije anteriormente no suelo ir a manifestaciones, me molesta mucho que cuando se convoca un acto de este tipo con una reivindicación concreta, haya gente, mucha gente que se empeña en pasear bajo una bandera o unas siglas concretas, desvirtuando así el motivo de la misma.
Pero no voy a perderme en este tipo de consideraciones, que ya otros comentaran con mayor rigor que yo. Lo cierto es que durante el trayecto pude comprobar como la pancarta del Rancio era objeto de expectación. Dos escuetos eslóganes reversibles coronaban la misma, tan simples como contundentes. “Dictadura económica” y “Políticos chorizos”. Dos mensajes escritos de tosca manera sobre un cartón que más que reciclado era desahuciado, que reposaba sobre el palo roído de una fregona. Esto es reciclar y lo demás son tonterías. Se que la gente pensara que una pancarta de estas características es fruto de la improvisación. Nada que ver, estoy convencido de que tras tan paupérrimo diseño, se esconde un estudiado mensaje. Esas letras de correosa caligrafía, estoy convencido que no son fruto de un mal pulso o un desinterés, están estudiadas a conciencia, estoy convencido que el rancio tuvo que hacer muchas pancartas hasta conseguir el efecto que el andaba buscando.
Todo un trabajo que estuvo a punto de venirse abajo cuando un manifestante que vestía únicamente sandalias y corbata se incorporo a nuestra altura entonando, megáfono en mano, su particular consigna:
“El banco me ha robado hasta mis abanderado”

Durante unos minutos comprobé como el sr.rancio comenzaba a ponerse nervioso ante la posibilidad de que otro indignado le eclipsara durante el recorrido. Pude notar por su mirada la inquietud que le provocaba el asunto, durante unos minutos todo su trabajo de estilismo estaba a punto de perderse por la incorporación del improvisado nudista. Con sigilo me acerqué a el, con sumo cuidado de que el desproporcionado cartel no me volviese a dar en la cabeza, y le comenté que ante esta situación, lo único que podía hacer para no perder protagonismo es hacer un desnudo integral. Durante unos segundos lo note dubitativo, pero finalmente se impuso el sentido común y optó por seguir en su línea, eso si, sin dejar de ondear de forma festiva la pancarta, creando de forma espontánea un cordón de seguridad a su alrededor por temor a ser embestidos por semejante cartelon. Hubo momentos de pánico cuando una ligera brisa provoco el movimiento incontrolado del mismo, creando un clima de temor entre los asistentes. Afortunadamente el rancio logro controlar la situación aunque imagino que en breve podremos verlo con el brazo escayolado. Y es que como decía la profesora de la serie Fama.
“La fama cuesta”
Una vez perdimos de vista al naturista manifestante, pude comprobar como el rancio se iba relajando al tiempo que no dejaba de saludar, como si de la cabalgata de los reyes magos se tratase, a la gente que se agolpaba a los alrededores. Sin que desfalleciera en su animo nos fuimos acercando a la recta final de la marcha, momento que servidor aprovechó para hacer un discreto mutis por el foro. Si, lo confieso, aprovechando que pasábamos junto a la calle Navellos, no pude reprimirme y abandoné el acto y sucumbir bajo los refrescantes efectos de un corte de helado XXL de tres sabores típicos de tan emblemática calle.
En el camino deje al nuestro carismático polemista cartel en mano perderse entre tan solidaria marea humana.