jueves, 14 de mayo de 2015
miércoles, 13 de mayo de 2015
POliLLaS
Un ligero aunque
sobrecogedor zumbido, me sobresaltó en el momento en el que hice entrada en mi
dormitorio. No tarde mucho en descubrir que una polilla voladora, pasadísima de
peso, había ocupado mi alcoba. Siento verdadera fobia hacia estos insectos,
hacia cualquier insecto o bicho en general, que ocupe mi espacio ya sea
volando, arrastrándose o reptando. Mi primera y primitiva reacción, fue
quedarme congelado y seguir con la mirada, cual lechuza, los movimientos de la
inoportuna polilla. Con la agilidad que me caracteriza, me lance sobre el balcón
y abrí las puerta de este de par en par, apagando la luz de la habitación a la
espera que el incomodo bichejo saliera volando hacia la calle en busca de luz.
Rápidamente, cerré la puerta, esperando que a mí vuelta, el
animalito hubiera desocupado mi dormitorio.
Pasaron cerca de 3
horas , en las que servidor ya había
olvidado a la desconsiderada invitada, cuando al abrir la puerta lo primero que
vi revoloteando con su desagradable zumbido alrededor de la lámpara, es a la
obesa polilla. Desesperado agarre con fuerza una camiseta y cual Rafa Nadal en
pijama, comencé a dar espasmódicos e incontrolados aspavientos intentando lanzar al insecto hacia el
exterior que seguía abierto de par en par.
A oscuras e iluminado
por la tenue luz que entraba de la calle, no pude más que emulando a aquella fantástica
parapsicóloga de la película “Poltergueist”,
invitar a la polilla a que saliese por la ventana al tiempo que le decía de
forma susurrante aunque rotunda,
Caroline, ve hacia la
luz
Ve hacia la luz
Caroline…
Lamentablemente Caroline
no estaba por la labor y la muy hija de puta
parecía encontrase cómoda en mi estancia.
Mi insinuación de desalojo no surtía efecto y ella parecía disfrutar con
mi desespero y angustia. Durante unos segundos valore la posibilidad de
acostarme y compartir dormitorio con el bicharraco, rápidamente reaccioné. No,
no puedo dormir con ella observándome desde el techo, ¿y si me ataca amparada en
la oscuridad? Y lo que es peor, ¿y si me muerde y me transmite sus poderes de
mierda y acabo convertido en “Polilla-man”?
Que súper héroe más absurdo,
ya me puedo imaginar dándome cabezazos contra las farolas de la calle o los
anuncios luminosos.
Imposible, tengo que
actuar, agarre de nuevo la camiseta y me lance a la caza del bicho, haciendo
uso de los conocimientos adquiridos durante el visionado repetidas veces de “Karate
Kid 2”. Después de un par de fallidos
intentos, un golpe certero acabo con Caroline y casi con mi cadera, cuando al blandear
la camiseta cual bandera, la polilla acabo saliendo despedida por el balcón.
Vuela, vuela Caroline
le grite parapetado tras la ventana.
Vuela, vuela y no
vuelvas , hija de la gran puta,,,,,
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