La llegada a costas
italianas, me dejo aislado en el universo internet, y confieso que no
me disgustó la experiencia de desaparecer durante unos días de la
red. Amanecimos en el litoral de cerdeña, y hasta la hora del
desembarco, pasadas las 2 de la tarde, lo empleamos en seguir
comiendo y bebiendo, tampoco había mucho que hacer.
Una vez en tierra, el caos
del desembarque, volvió a hacer acto de presencia.
Atracamos en Porto
Torres,un pequeño, muy pequeño pueblo, carente del más mínimo
atractivo.
Tras conseguir hacernos
hueco en un bus urbano, nos dirigimos a este pueblo cuyo mayor icono
artístico, y único diría yo, era una iglesia y una torre que a
duras penas se mantenía en pie. En unos minutos nos recorrimos la
calle que atravesaba el pueblo y el mercadillo artesanal que la
acompañaba. Siguiendo el mapa nos acercamos hasta unas ruinas
romanas que se pregonaban en el tríptico,unas ruinas o lo que
parecían serlo, rodeadas de escombros y una valla metálica que las
separaba de una vía de tren abandonada.
Por un momento me sentí
atrapado en una película de Jim Jarmush. Aquellas vías florecidas,
pedían a gritos la presencia de Tom Waits. Que raro es todo, pensé
yo al tiempo que nos dirigíamos de nuevo al autobús que nos llevara
al barco.
La salidas y entradas al
crucero siempre resultaban incomodas y harto caóticas. Siempre había
colas, y ese empeño en ir enseñando la tarjeta del barco a todo el
mundo pasando controles y detectores de metales.
Una fantástica siesta,
puso un broche de oro a tan decepcionante visita.
Esa noche estaba dedicada
al rock y en el salón Broadway se representaba el espectáculo “Rock
never must die”, por lo que raudos nos dirigimos al teatro, no sin
antes hacer acopio de un par de coktails. El espectáculo era un
homenaje al genero desde Elvis, pasando por los Beach boys a Queen o
ACDC. Música y voces en directo, con una escenografía y vestuario
muy cercana al Benidorm Palace. El momento mas especial de la noche,
fue cuando un grupo de sexagenarias se vino arriba con un tema de Bon
Jovi. Los pelos como escarpias.
Tras la cena, nos volvimos
a sumergir en el cruceril ambiente, alternando el salón Rendez Vouz
con el Pub Embarcadero y el casino, aunque tengo que confesar que la
mayor parte del tiempo lo pasábamos en el exterior, dando rienda
suelta a nuestra tabaquil adicción y porque no decirlo, huyendo de
Wally, el pasajero solitario que nos acosaba desde el día 1.
No tardamos mucho en
acostarnos, al dia siguiente madrugábamos y nos esperaba un día tan
duro como emocionante, Roma.
5 comentarios:
Cerdeña, grande cuna de ....pastores?
yo alli a las unicas cabras que vi, fue a nosotros....
Porro Torres. ESPECTACULAR! !!! LO MAS!!!!
jajajja Porro torres? El porro creo que te lo has fumado tu jajjaa
Ya veo que aun no has superado la vision de las ruinas romanas tras la valla metalica....
Con lo bonito que es España.
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