viernes, 23 de julio de 2010

La PaSióN TuRcA

PuRA LuPE



PuRO TEaTRo

Somos muchos los que nos hemos criado o mejor dicho malcriado bajo los acordes de aquella bonita canción de La Lupe:
- teatro, la vida es puro teatro.
En ocasiones, este, el teatro nos sale al encuentro y no precisamente en un patio de butacas, en un escenario. La vida, como decía La Lupe es puro teatro y muchas veces nos sale al paso en una esquina, en la barra de un bar o en la cola del banco.

El pasado sábado sin ir mas lejos tuve oportunidad de vivir un gran momento, un momento lleno de teatro o lo que es mejor, lleno de vida.
Curiosamente y apenas un par de horas despues de asistir a una representacion teatral en un pueblo cercano a valencia, el teatro salió a mi encuentro y no en una moderna casa de cultura, ni bajo los focos de un escenario. Tan solo un par de horas después el teatro se cruzó frente a mí en la barra de un sucio bar. Y allí apoyado en esa barra, no solo lo viví, sino que interactué y terminé entrando en la representación.

Eran cerca de las 2 de la madrugada y decidimos después de salir del teatro y cenar, tomar un café. Todo, excepto los pubs estaban cerrados,.De camino, Pedro, un amigo, recordó que a un par de manzanas había un bar que estaba abierto toda la noche, el sandra´s.
Hacia allí nos dirigimos con la mirada firme y las manos en los bolsillos. .
No era la primera vez que tomábamos algo allí. El Sandrás es uno de esos bares llenos de vida en los que las historias que allí se viven son proporcionales a la cantidad de mierda que se acumula en los cristales. Somos verdaderos fans de estos establecimientos.
Una rápida ojeada nada mas entrar me situó de inmediato, en la mesa mas separada había asentados un par de árabes hablando muy bajito envueltos en una nube delictiva que disimulaba los tejemanejes que se traían por debajo de la mesa.
Un poco mas cercanos había un grupo de sudamericanos que ahogaban las penas del sábado noche con cerveza mientras compartían conversación con una mujer ya entrada en los 70 que se hacia compañía a ella misma en una mesa situada justo detrás de nosotros que consumíamos en la barra..
Bastaron unos segundos para que mi amigo Pedro con un leve movimiento de cejas me indicará el objetivo a descubrir. Demasiado tarde, somos fans de este tipo de bares y sobre todo somos fans de su clientela. Aquella mujer estaba pidiendo a gritos un monologo. El caso es que no se hizo esperar, cuando termino de darles la receta de pollo a la cordobesa a la mesa de los sudamericanos se giró hacia nosotros y dirigiéndose a mi amigo comenzó a hablar en voz alta.
Oye guapetón, no me des la espalda que estoy aquí, que tienes cara de ángel, tesoro, vida mía…
Pedro, que no se corta un duro, le contesto:
- vaya `pues muchas gracias por el piropo, se agradece.
Oye, le dijo ella ¿estas casado?
No le contestó mi amigo
Ayyy grito la señora al tiempo que se levantaba de la silla dando palmas con las manos.
Oye guapetón, que sepas que estoy soltera y sin compromiso.
Hasta entonces yo permanecí atento a la representación en ese momento teatro que tanto estaba disfrutando.
Oye, oye…. Guapetón, soy cordobesa…
Una ciudad muy bonita le dijo mi amigo. Yo hice la mili allí, en Cerro Muriano
Y el también, le dijo al tiempo que me señalaba, metiéndome de golpe en escena.
De nuevo la euforia se desataba en un momento muy Berlanga en el que la señora se volvió a poner de pie dando gritos al tiempo que decía al camarero.
- Manoolo, estos dos hicieron la mili al lao de mi pueblo.
En el fervor de la fiesta hubo un momento en el que la señora no reparó en que mi amigo se metía en el water. Servidor se dio la vuelta discretamente, pero demasiado tarde, ya me había convertido en un personaje mas de la función.
Así Mientras charlaba en la barra con una amiga que nos acompañaba, empecé a escuchar:
- Oye, oye guapo que a ti no te he dicho na, no me des la espalda hombre…
Que remedio. Me giré y saludé. Hola
Hola guapetón, me contestó, ayyyy esa perilla que me quita el sentio
Perillita, perillita… me dijo, ustedes dos (señalando a la amiga con la que estaba hablando)
No, le dije yo, somos amigos.
De nuevo la euforia se apodero de ella y comenzó a jalear y dar palmas.
- Ay que alegría mas grande, ¿Dónde esta tu amigo? Digo que me quedo con los dos, que os voy a comer too decía con sinuosa voz al tiempo que dejaba rozar su lengua de sinuosa forma por entre los dientes, mas concretamente entre los tres dientes, que eran los que tenía…..
Ya mientras pagábamos se volvió a dirigir a mí de nuevo:
- Perillita, oye perillita puedes venir, me dijo
Una vez me acerqué a la mesa, ella me cogió la mano y en voz baja, casi susurrando me dijo:
- te puedo hacer una pregunta en serio…¿tienes mujer?
Si, le dije muy serio.
Ella cambio inmediatamente la expresión de su rostro, se puso seria y me dijo:
- Que sepas que me has tocao, te has quedado clavada en mi corazón y perdona si te he molestao.
NO pasa nada le dije mientras intentaba contener la respiración para no sucumbir victima del olor a cazalla que salía de su boca. (Además para una vez que me echan un piropo)
Adiós perillita.
Adiós. Por cierto le dije yo:
¿Vienes mucho por aquí?

lunes, 19 de julio de 2010

SoUVENiRs

HaY DiaS


Hay días en los que el magenta torna su intenso tono a oscuro, a magenta oscuro.
Días en los que la opacidad envuelve con descaro el devenir cotidiano.
Días en los que cuesta ver más allá de nosotros y nuestros monstruos.
Días de continuo estado en “Of.” y permanente ausencia.
Días de veneración al pasado y a los que ya no están.
Días de regocijo arropados en nuestras propias miserias.
Días de exilio en el sillon de nuestra casa.
Días de silencio a golpe de zapping.
Días de nada en los que la nada se convierte en todo.
Días en que todo no es nada….

miércoles, 14 de julio de 2010

MuTANTe MaGENTa

Un año más, el Dr. Magenta es victima de las altas temperaturas. La crudeza del estío ha hecho mella en este que escribe y subscribe.
Odio el calor y odio sudar. Si, así de tajante soy con el tema. Prefiero una y mil veces las inclemencias climáticas del invierno, que el continuo agotamiento con el que vivo el verano. Ni siquiera ese momento desinhibición total con el que muchos vivimos esta época del año consigue reconciliarme con tan festiva estación del año. Esas llamativas camisetas multicolor, esas bermudas imposibles de absurdo largo y desesperado diseño. Un estilismo de estas características no estaría completo sin ese elemento imprescindible, práctico a la par que horroroso que es “la riñonera”. Sandalias de más que dudoso gusto, son el complemento a tan improvisado uniforme veraniego. Ya se sabe, en verano cualquier despropósito estético esta permitido.
El rey sol, a sabiendas de su infinito poder, agita sus brazos durante estas fechas, y el Dr. Magenta no se ha librado del azote de su rayos.
Como ya conté en este mismo blog., caí victima de sus extensos brazos. Lo que en principio era un “has cogido colorcito”, ha terminado convirtiéndose en un
“Dios se me esta cayendo la piel de la espalda”.
Esta extraña mutación, hace que me plantee varias cuestiones: ¿Cuál será el siguiente paso?¿Pasaré de capullo a mariposa? ¿Acaso bajo mi piel se esconde un alienígena?. Y si debajo de mi apariencia humana se esconde un lagarto como en la serie “V”.
Nunca debí comprarme ese bronceador en los chinos, y sobretodo nunca debí aplicarlo sobre mi cuerpo. Ese cráneo de calavera impreso en su etiqueta, empiezo a pensar que no era un gracioso logotipo. Y ese picor en mi cuello, algo parecido a unas escamas esta empezando a brotar en mi pecho. Que raro…
¿Por qué cuando ahora veo un ratón, no solo me parece gracioso sino que hasta me resulta apetecible?
Creo que debería hacer una visita al medico, o mejor al brujo de la tribu.

martes, 13 de julio de 2010

PLACIDO de Berlanga


Son muchas las películas de Berlanga que podría incluir entre mis favoritas, sin embargo he terminado decantandome por "Placido". La cinta esta plagada de todos esos momentos Berlanga que tanto me gustan, con un fantástico reparto coral y una muy importante dosis de mala leche....

CuStOMizANDo EL UTiLiTaRio 2

lunes, 12 de julio de 2010

CuSToMizANDo EL UTiLiTARiO

Patrick

Habían transcurrido cerca de dos años desde la publicación de su anterior novela. Miles de lectores estaban ansiosos de tener entre sus manos la nueva obra de Patrick Galleguer, que ante la insistencia y amenazas de su editor, había decidido trasladarse durante unas semanas a un lugar tranquilo, alejado, donde poder escribir sin ningún tipo de presión.
Martín Cooper, su agente, confidente, y amigo, se había encargado personalmente de buscar el sitio adecuado. Una casa de campo de dos plantas, de sobrias formas y adusto carácter, en medio de un frondoso bosque de difícil acceso.
Conduciendo de camino a la casa, Patrick intentaba dar forma mentalmente a un posible argumento que le rondaba la cabeza durante días, y que esperaba pulir inspirado por el aura misteriosa, que según Martín transpiraba aquella estancia.
Llevaba casi cuatro horas al volante por lo que decidió parar en un arcén y estirar un poco las piernas. Después de fumarse un cigarrillo, abrió el maletero en busca de una grabadora que recordaba haber guardado en su bolsa de viaje.
Había empezado a anochecer, soplaba un fuerte viento y Patrick, totalmente entregado a la música que sonaba en su MP4, no reparó en una presencia extraña que antes de que pudiera reaccionar, le había golpeado en la cabeza mientras rebuscaba en el maletero. Lo que Patrick nunca llegó a imaginar, es que acabaría convirtiéndose en el protagonista de una de las terroríficas historias que tanto gustaban a sus lectores.
Cuando abrió los ojos, descubrió horrorizado que se encontraba maniatado en el interior del maletero. Un trozo de cinta aislante cubría su boca impidiéndole pedir auxilio. Patrick intentó mantener la calma pero la situación era cada vez más angustiosa.
El coche seguía en marcha mientras notaba su piernas cada vez mas entumecidas. La herida de la cabeza no dejaba de sangrar, y empezaba a tener problemas para respirar. El olor a gasolina era insoportable pero Patrick no perdía la esperanza, si su secuestrador le mantenía con vida, aun tenia posibilidades de salir de allí. El coche seguía acelerando mientras lejanos ecos de una insistente sirena de policía llegaban al interior de aquel inhóspito maletero.
Poco a poco el sonido de las sirenas se fue alejando hasta desaparecer. Un rotundo frenazo acabó con la cabeza de Patrick golpeando contra la caja de herramientas que guardaba en el porta maletas y que le hizo perder el conocimiento de nuevo.


- Sr. Cooper, siéntese por favor. Soy el Dr. Douglas, Trent Douglas, dijo al tiempo que extendía su mano.
- ¿Es usted familiar de patrick?
- No, en realidad soy su agente, su amigo. Contestó Martín mientras tomaba asiento.
- Verá Sr. Cooper No tengo muy buenas noticias para usted.
- Patrick ha… preguntó el agente temiéndose lo peor.
- No, Patrick no ha fallecido, pero su estado es crítico. Acompáñeme por favor, dijo el doctor.
Martín caminaba ausente tras el medico por los gélidos pasillos del hospital. Entraron en una habitación. Patrick, o lo que parecía ser el, reposaba postrado en la cama, con el cuerpo y la cabeza envuelto en gasas, rodeado de goteros y aparatos a los que estaba conectado. Martín permanecía a escasos dos pasos de la cama, sin poder reaccionar cuando se le acercó el doctor.
- La policía pudo rescatar a Patrick del interior del maletero. Cuando el secuestrador se vio acorralado por la policía, después de una enfebrecida persecución, este huyó, pero antes prendió fuego al vehiculo con Patrick en el interior. Su amigo ha sufrido importantes quemaduras. Me gustaría ser más optimista pero es difícil que salga del estado de coma en el que se encuentra.



He debido de haberme golpeado de nuevo en la cabeza, me duele, me duele mucho… El coche sigue parado, oigo voces. Quizás sea la policía que ha localizado el vehiculo. Oigo voces pero no puedo gritar, ni moverme, no puedo ver….
Sáquenme de aquí….

viernes, 9 de julio de 2010

MAGeNTa Ha VuELTo

Ya desde mi lugar de trabajo, lejos ya de los pisciniles efluvios vacacionales, hago memoria y repaso mentalmente mis últimas horas de asueto, breves pero intensas. Echo de menos a mis compañeros de viaje, y a esa improvisada secretaria que, consciente de mi torpeza con el teclado del portátil, me transcribía las oportunas crónicas.
Recuerdo la última tarde en Denia, paseando por el puerto entre puestos de artesanía, saboreando un helado al compás de una ciudad en fiestas.
Ya por la noche, la sombra de la despedida comenzó a asomar con ligereza. Apuré los últimos minutos de una densa noche de calor, para recorrer los diferentes espacios de tan acogedora estancia. Mi sobredosis solar comenzó a causar estragos, por lo que prácticamente tuve que envolverme en una espesa capa de crema hidratante que me hacia aun más escurridizo de lo que ya soy por naturaleza.
Por la mañana, entre baño de agua y de sol, me dediqué a recoger y almacenar en mi memoria todos y cada uno de los rincones de la casa. En un último intento por alargar mi estancia en aquella casa, me dejé llevar por mi innata dejadez y no me dispuse a organizar mis cosas hasta cinco minutos antes de salir en coche hacia Gandia.
Allí me esperaba un tren regional, una hora escasa de viaje y recuerdos de tres días de agua y sol, de luz y relax, de descanso, de libertad…. Tres días en los que volví a recordar lo que es vivir en familia, acompañado.
Al llegar a casa, ecos anticipatorios de victoria futbolística sonaban en la calle. La casa, mi casa, me recibió silenciosa, triste, ausente… Cerré los ojos y por unos segundos, creí escuchar a la pequeña Lola corriendo por el pasillo, pero no, no había nadie. Sobre la colcha de mi cama me esperaba mi gata Chusa, que en un gesto de desprendido amor, me recibió con un largo bostezo. Ella es así….

CLeRiCALes ViNiLoS


miércoles, 7 de julio de 2010

MaGeNTa SuMeRGiDo Y QueMaDo

Siguiendo mi más que breve periplo vacacional que mañana llega a su fin, me gustaría, antes de continuar, hacer una reflexión en alto. "Lo que puede llegar a cansar el agua". Sí, estoy agotado, agotado y negro. Y cuando digo negro no hablo de mi estado de ánimo, sino del color de mi piel. Aunque más que hablar de bronceado, deberíamos hacerlo de quemaduras de segundo grado.
Tras la opípara barbacoa nocturna, y después de dar rienda suelta a mi desatada adicción por el Facebook, confieso que dormí más y mejor de lo que pensaba. El Dr. Magenta es un poco tiquismiquis en esto de hacer noche, un animal de costumbres.
Lo cierto es que después de un tiempo de lectura, caí mecido por los bravidos aires del Montgó. Ciertamente se produce un curioso fenómeno en este paraje, por la tarde son notables sus golpes de viento que se prolongan hasta bien entrada la madrugada. Sobre las 4 ó 5 de la mañana para el aire en seco, en fin sólo era un apunte geográfico.
No tardé demasiado después de levantarme, en meterme en el agua. Aun no había digerido mis dos magdalenas de la marca Consum y servidor ya estaba a remojo. Antes me embadurné cual culturista entrado en años y en carnes. Dejé actuar el efecto bronceador de la crema de zanahoria y después de una espasmódica ducha fría, me metí en el agua.
Si tuviera que explicar mi relación con el agua, supongo que tendría que evocar ciertos musicales acuáticos tipo "Escuela de Sirenas". Básicamente cuando estoy metido en el agua, me dedico a inventar bonitas coreografías acuáticas e imposibles.
Me gusta moverme a merced del líquido elemento, dejarme llevar y sobre todo zambullirme en su inmensidad. Cerrar los ojos y parar el tiempo sumergido en su profundidad.
He decidido que si algún día tengo pasta, lo primero que voy a hacer es comprarme una piscina.
Como antes comentaba, el agua cansa, cansa mucho, por lo que después de mis insólitos ejercicios coreográficos y de jugar con mi sobrina Lola, decidí tomar un poco el sol y vivir un auténtico momento Chill Out. Subí hasta el tejado de la casa, reconvertido en improvisado solarium, y me tumbé en una hamaca de teka, dipuesta y predispuesta para la ocasión. Agotado, me dejé mecer por los aires del Montgó, que con su brisa hacían acogedor el fuerte calor que inundaba aquella terraza. Cuando me desperté, sí cuando me desperté, ya demasiado tarde, y el Dr. Magenta era más Magenta que nunca. Decidí sofocar mi fuego externo sumergiéndome de nuevo en el agua, para entonces las incomodidades propias de este tipo de excesos, no habían hecho más que empezar.
Ya por la tarde decidimos bajar al paseo marítimo y pasear por la ciudad, lejos de la tentación, lejos del agua, pero eso ya es otra historia.
Continuará...

lunes, 5 de julio de 2010

MaGeNTa SuMeRGiDo

Una de las cosas que he aprendido en estos últimos años, es que no hay que desperdiciar las oportunidades que se cruzan en tu camino, y aunque precisamente en este tema "perder oportunidades" servidor tengo un máster, bien es cierto que nunca es tarde para poner en práctica lo aprendido.
Pero dejemos de lado este anexo de "sabiduría popular" más propio de mi grupo de Facebook dedicado a las "expresiones viejunas", y vayamos "al grano" (expresión viejuna).
Se me ofreció la oportunidad de pasar unos días en una casa de campo en Denia, y aquí estoy, no sé muy bien en calidad de qué. Lo que sí que sé es que no he dejado pasar la ocasión de disfrutar durante tres días haciendo lo que más me gusta, nada.
Somos muchos los que pensamos que detrás de la palabra "nada" hay "mucho". Mucho por disfrutar, por leer, por escribir, por pintar, por imaginar y soñar, por nadar, por dormir, por ver,... En fin, nada.
Llegamos a Denia pasadas las 9 de la noche. Escalamos a golpe de coche familiar el Montgó, hasta llegar, entre callejuelas de absurdo nombre (calle Pi), al chalet que nos acogía. En éste, sus anfitriones nos enseñaron las diferentes estancias, llamándome en primer lugar poderosamente la atención su total ausencia de presuntuosidad, ni arquitectónica ni decorativamente.
Abundante y variada vegetación dan al lugar un ambiente "fresquito", acogedor, aunque tampoco carente de zonas de sol y hamacas donde dejarse azotar por los rayos del Rey Sol. El chalet ya tiene unos años, pero estos le dan cierto encanto a lo largo de sus dos plantas.
Preside el jardín una maravillosa piscina, la auténtica reina de la casa. Lo que me puede a mí gustar una piscina, podría pasar horas metido dentro de ella. Es meterme en el agua y entrar en estado fetal, y aunque mi signo zodiacal es Géminis, esa innata afición a estar sumergido (que no a nadar como ejercicio físico) en el agua, me hace pensar que debo tener un ascendente que esté regido por el agua, como Acuario o Piscis. Esto lo digo, desde mi más absoluta ignorancia sobre el tema, pero llegados hasta aquí, me apetecía incluir ciertos elementos astrológicos en el texto.
Un tema recurrente, que viene al caso, puesto que hay un punto de espiritualidad importante en esta casa. Espacios abiertos con la casa ausencia de muebles y de cosas superfluas. Abundan los sillones, hamacas, tumbonas,... Y se podría decir que la decoración de la casa, es un acertado de coktail entre: espiritualidad hindú, Ikea y "momento Marruecos", todo ello batido a ritmo de Feng Shui. No sé mucho de este saber milenario, pero con la misma desfachatez que con los signos zodiacales, afirmo que he detectado el uso de este conocimiento en detalles que he observado en la vivienda. Creo que debería aplicarlo en mi propia casa, últimamente parece más un bazar chino que la casa de un tío que vive solo.
Decidimos instalarnos de granhermanesca forma en un espacio Chill Out de la planta baja. Una amplia habitación a las faldas del Montgó, marcada por la orografía de éste. Un espacio en el que conviven en armonía un dormitorio con cuatro colchonetas a distintas alturas, un moderno baño con total ausencia de acero (Feng Shui presente), un sillón, una tele, una nevera,... ¿Se puede pedir más a escasos 8 metros de la piscina?
Pese a mis peores augurios, la noche no fue un desastre, y dormí y dejé dormir. Mi descompasada y arrítmica respiración no es buena compañera de viaje, pero parece que en esta ocasión, quizás por el mal o bien de las alturas, se comportó.
Amanecí cual tuareg levantando del suelo rodeado de amplias paredes blancas en medio de una casa magrebí. Lástima que tuviera que emplear gran parte de la mañana en hacer la compra para estos días. Ni qué decir tiene que aproveché la ocasión, para lanzarme de compulsivas maneras a la compra y captura de absurdas mercancías, como un par de rifles de agua, en los más selectos bazares chinos de la ciudad.
El resto de la jornada, más que historia es agua, y como agua que es dejaré que mañana siga fluyendo.
Continuará...

viernes, 2 de julio de 2010

Celebritie´s records 3


PaRiS siN LuZ


Un domingo más, Mercedes encaminó sus pasos calle abajo hasta un pequeño locutorio al que acudía para llamar por teléfono a su casa. Llevaba cerca de 6 meses en Paris y nuca había traspasado las fronteras del barrio de Montparnasse.
Esas escasas horas de asueto laboral, habían terminado convirtiéndose en una fría losa, una losa de angustia y tristeza que se incrementaba con el paso del tiempo.
Aquella tarde era especialmente espesa. Un incesante conato de lluvia, invitaba a Mercedes al más desgarrado de los desencantos.
Como si de una autómata se tratara, salio de la que casa en la que trabajaba como asistenta, y después de dos trasbordos en metro llegó hasta la plaza de san Michel, en el corazón del barrio latino. Andaba esquivando la inoportuna lluvia, las escasas manzanas que le separaban del locutorio al que acudía todos los domingos. Siempre le resultaba agradable charlar con algún conocido en su lengua materna, caer sin remisión en la melancolía y regocijarse en propias y ajenas desdichas. De ceremoniosa forma, esperó hasta las 7 para llamar por teléfono a su familia. A duras penas logró contener la emoción al escuchar a su pequeño al otro lado del teléfono. Pero no, Mercedes no se podía permitir envolverse en una dura capa de nostalgia. Cabizbaja y ausente abonó su llamada y con la mirada perdida se dejó llevar por la estrechas calles del barrio repletas de turistas. Un estruendoso relámpago resucitó a Mercedes de su abandono. Miró a su alrededor, los viajeros corrían en busca de refugio ante la inoportuna tormenta.
Mercedes, desorientada buscó cobijo bajo el deslucido toldo de una librería de viejo. Un anciano descansaba sentado sobre un vetusto sillón orejero color botella a la entrada del comercio.
- Bonne tard.
- Buenas tard.. Bonne tard, contestó Mercedes poco habituada a hablar en la lengua de Moliere.
- Pase y siéntese, dijo el anciano con un curioso acento francés.
Mercedes entró con timidez, esquivando las polvorientas pilas de libros que se amontonaban a su paso.
- ¿Habla usted español? Preguntó Mercedes mientras tomaba asiento en un rancio butacón de terciopelo rojo.
- Bueno más que hablarlo lo leo, afirmo el anciano sonriendo.
Me enseño el idioma un viejo amigo argentino al que conocí ya hace muchos años.
- ¿Argentino? Como yo, replicó Mercedes al tiempo que una repentina e inoportuna emoción le provocaba un nudo en la garganta.
- Y dígame señorita: ¿lleva mucho aquí? ¿le gusta Paris?
- Apenas llevo 6 meses, trabajo de asistenta en Montparnasse, apenas conozco la ciudad.
- Si tuviera 20 años menos, yo mismo me encargaría de enseñársela, afirmo el anciano. Paris es una ciudad preciosa señorita, una ciudad mágica, la ciudad de la luz.
- Eso esta bien, pero en el trastero en el que duermo, apenas llega la luz. Solo salgo de allí los domingos para hablar con mi familia, con mis hijos, dijo Mercedes al tiempo que rompía en un silencioso llanto.
Disculpe señor...
- Francois, Francois Dunlop, contesto el viejo mientras sacaba un impoluto pañuelo blanco de su chaqueta.
- Gracias señor, dijo Mercedes secándose las lagrimas, La luz me hace daño, prefiero vivir en la oscuridad.
- ¿Vivir a oscuras en la ciudad de la luz? Que despropósito Mercedes, afirmó el anciano al tiempo que se despojaba de unas rancias y opacas gafas de sol que cubrían su rostro, dejando en evidencia su ceguera.
Nadie debería vivir en la oscuridad.
- Perdóneme, dijo Mercedes. No sabía que usted era….
- ¿ciego? Replico Francois.
No hay peor ciego que el que no quiere ver, hay tanto por mirar y por admirar… y aunque ahora no pueda ver, lo que si tengo es muy buena memoria, afirmo el anciano regalando a Mercedes una amplia sonrisa desdentada.
- Me ha encantado conocerle señor Dunlop, dijo Mercedes mientras se levantaba del viejo butacón. Tendré en cuenta sus palabras.
El anciano se incorporó para despedirse de Mercedes.
- Como me dijo mi amigo Julio: La esperanza le pertenece a la vida, es la misma vida defendiéndose,
- Muchas gracias por todo, contesto ella estrechando la mano del anciano.
- Mercedes, permítame que le haga un regalo.
Francois cogió un viejo libro que reposaba en un estante cercano.
- Aquí tiene.
Mercedes tomó el libro agradecida y leyó el titulo sobreimpresionado en la tapa: “carta a una señorita en Paris”
- Es un regalo de mi amigo Julio, argentino como   usted. Me gustaría que lo conservará.
Mercedes se despidió del anciano y salió de la vieja tienda camino del metro, al llegar a la esquina abrió el libro en el que se podía leer una vieja dedicatoria escrita a pluma:
“Para mi gran amigo Francois, nunca pierdas esa luz”
Julio Cortazar 1963.