domingo, 20 de noviembre de 2011

EL FiNaL dEL deSCeNSO


Fotos de los coleguitas que se hizo el Rancy en el Teide y, además os he incluido una foto del autobús que te sube hasta Montaña Blanca (principio de la subida al Teide) desde Puerto de la Cruz.
Una vez llegué a los Apartamentos Florida que es dónde me alojaba, me acosté y dormí como un tronco hasta el día siguiente. Cuando me levanté por la mañana empecé a preparar mi siguiente aventura. EL BOSQUE DE LAURISILVA en La Gomera.

jueves, 17 de noviembre de 2011

La seNDa 23





Empecé el descenso por la senda 23, al momento de coger este camino me di cuenta que éste era una colada de piedras volcánicas, seguí el descenso hasta que llegó un momento en el que si mirabas a derecha o a izquierda o detrás solo veías piedras, piedras y mas piedras. Noté como las aristas de las piedras se clavaban en mis pies y entonces me di cuenta que las zapatillas pascueras que llevaba puestas, no era el calzado más adecuado, recuerdo que paré, me desnudé y me puse un pantalón corto y manga corta pues a pesar de haber bajado muy poco, ya se empezaba a notar el calor. Luego pensé para mis adentros, llévate cuidado con dónde metes el pie que como tengas una torcedura aquí puede ser muy pero que muy complicado, además en ese momento me di cuenta que iba solo y que no se veía a nadie. Decidí no agobiarme y seguí bajando, de repente me di cuenta que había perdido el camino y que me encontraba en un barranco lleno de piedras por todos los sitios. Me serené, paré y me puse a mirar alrededor en busca de alguna señal del camino. Esto ya lo había puesto en práctica en el Camino de Santiago. Finalmente, vi a lo lejos una placa del camino. ¿Como era posible que en cuestión de minutos me había alejado tanto del camino? Conforme pude me dirigí hacía la placa, he de confesar que hubo momentos en los que iba reptando por las piedras pues sin darme cuenta me había metido en el fondo de un barranco y tenía que subir por el borde de esté. Cuando llegué a la placa me tranquilicé bastante, entonces me senté en una piedra, me encendí un cigarro y mirando al cielo vi una nube con una forma muy rara en el cielo. Mirad la foto si no me creéis.
De nuevo inicié la marcha y allí enfrente estaba. Yo había oído hablar del Pico Viejo pero en el momento que lo vi me di cuenta que esa mole de piedra con un cráter que prometía ser precioso, era el Pico Viejo. Mire atrás y hacia arriba y se veía el cono del Teide a lo lejos. ¿Tanto he bajado ya? Me pregunté.
Seguí bajando y cada vez veía más cerca el Pico Viejo, a sus faldas vi que estaban los alemanes con los que había subido de noche al Teide. Esto me tranquilizó pues si me pasaba algo ya no estaba completamente solo. Los alcancé y nos fuimos juntos a ver el Pico Viejo. Solo puedo deciros que el cráter de éste era alucinante parecía un paisaje lunar.
Los alemanes decidieron quedarse un rato más y yo me bajé y les dije que ya nos encontraríamos en el parador nacional.
Finalmente, tras cuatro o cinco horas más de bajada llegue el parador nacional exhausto y no estoy exagerando pues fue demasiado. Al rato aparecieron los alemanes también hechos polvos. Ahora os tengo que decir que aunque fue agotador valió la pena la subida del Teide.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

AMeRiCAN HoRRoR SToRy

Confieso que soy muy fans del cine de terror aunque sean muy pocas las películas que me permito ver de este genero. Y digo bien porque si bien es cierto que la curiosidad por las mismas es muy grande, lo paso tan mal visionándolas que me prohíbo la oportunidad de disfrutarlas, aunque seria más correcto decir, de sufrirlas.
El lunes, huyendo de absurdos debates políticos, terminé encaminando mis pasos hacia canales alternativos. En esta ocasión el canal FOX, emitía el primer capitulo “American Horror story” Una serie norteamericana dirigida por los creadores de la exitosa “Glee” y que ha sido un acontecimiento entre los aficionados al genero.
Me llamó poderosamente la atención, que en el reparto estuviera la actriz Jessica Lange dando vida a una vecina mala, mala, malísima, en uno de esos personajes que uno termina por adorar en su propia maldad. Una seria que a modo de pastiche mezcla géneros y homenajea constantemente y sin ningún pudor a clásicos de un genero que no ha tenido demasiadas oportunidades de lucirse en el medio televisivo.
Una familia en crisis que se muda a un antiguo caserón repleto de misterios en el que por supuesto han ocurrido durante lustros diferentes asesinatos, un lugar donde se refugian los miedos de todos y cada uno de los excéntricos personajes que la habitan o visitan, sean vivos o muertos.
Toda una galería de personajes que a modo de parque de atracciones dejan constancia o no de su presencia en este primer capitulo. Una impertinente y altiva vecina con una hija con el síndrome de down que tiene la capacidad de ver a los muertos, unos gemelos hiperactivos del más allá, un adulterio no perdonado, una hija adolescente con tendencias suicidas y su amigo con psicópatas fantasías, una sensual criada con vocación de pin-up, un extraño personaje vestido totalmente de látex que campa a sus anchas por tan inhóspita vivienda. Un atractivo plantel de criaturas que esperamos siga ampliándose en sucesivos capítulos.
Una curiosa y siempre bien recibida mezcla de intenciones que a pesar de rozar en momentos el surrealismo, el puro delirio, termina por convertirse en adictivo.
Espero tan ansioso como asustado la segunda entrega.


OToÑo

Tras un tiempo de nula actividad bloguera, intento retomar los contenidos del laboratorio. Desde hace unos años, el otoño se me hace especialmente difícil, si bien su clima me resulta acogedor, no puedo evitar que sus primeros fríos vayan acompañados de una impertinente y siempre amarga carga de nostalgia. La nostalgia, tan prescindible como necesaria, se asienta en nuestra cabeza rompiendo en ocasiones el devenir de nuestra cotidianidad. Son días, semanas, en los que nuestra cabeza se estanca en el recuerdo, aposentándose de malos modos en el pasado, sin dejar paso al futuro. Días de agridulce sabor, en los que cualquier ápice de creatividad, es mutilado por el filo de la insatisfacción. Este otoño hace precisamente 3 años que abrí las puertas de este, vuestro blog, y aunque en muchas ocasiones me he planteado darle el cierre, lo cierto es que necesito de tan pintoresco laboratorio para poder seguir experimentando.
Os dejo con una bonita canción, un firme propósito cargado de agridulce optimismo, una canción del dúo dinámico que me gustaría dedicar a mi amigo Rancy que incluso en tan inestable estación me sigue acompañando.


domingo, 6 de noviembre de 2011

AMaZiNG SuNSHiNe



Bueno pues como os iba contando, ese día el 06/10/2011 estábamos unas 40 personas en el cráter del Teide esperando para ver amanecer.

De repente una línea de fuego apareció en el horizonte, todos los que estábamos allí empezamos a alucinar pero eso solo era el principio. En el centro de esa línea de fuego surgió una bola de fuego que desde el Teide daba la impresión de que era una canica y en cuestión de segundos esta bola se fue haciendo grande y cada vez su luz era más intensa, llegando instantes después a ser cegadora.

De repente se empezaron a sentir como había gente allí que decía únicamente: Oh!. Os puedo asegurar que ninguno de los que estábamos allí pensábamos que era una exageración de la gente exclamando Oh! Oh! pues era verdaderamente como se diría ahora era una situación “amazing”. Todos estábamos alucinados pues os puedo asegurar que yo nunca había visto un amanecer así. Era verdadera fascinación.

Instantes después un portugués empezó a gritar: Mirad, mirad señalando hacia la isla de La Gomera. Nos giramos todos y se veía la sombra del Teide sobre el mar y La Gomera formando un triángulo perfecto, como si hubiera sido trazado con regla. Se puede apreciar incluso en la foto ese triángulo que perfecto se forma al amanecer pues en realidad es la sombra del cono del Teide. De repente, me di cuenta que allí hacía mucho frío pero frío, frío pues con la emoción no me había dado cuenta que allí en lo alto a 3.700 y pico de metros sobre el nivel del mar, hacía frío.

Tras estar un rato más allí arriba, decidí empezar a bajar pues realmente estaba helado de frío.

Bajé hasta el teleférico y unos de los trabajadores del teleférico, me dijo que había una nueva ruta para bajar que era muy bonita (camino 23). Yo tenía intención de bajarme con teleférico pero el hombre me convenció, además he de reconocer que después de lo que acababa de ver aun tenía ganas de más experiencias. Y enfile el camino 23

jueves, 3 de noviembre de 2011

EL RaNCio eN CaNaRiAS


Si queréis tener una experiencia inolvidable, haced como yo.
Subiros a ver amanecer en el Teide. Yo cuando me lo comentaron era escéptico. Cuando empecé a subir y vi el panorama, pensé: En que lio me he metido para nada. Empecé primero pasando por los denominados Huevos del Teide, hasta aquí todo bien pues era una senda pedregosa pero no era subida, ahora bien, después viene una senda que sube por un colada (es como una pedrera de una montaña pero de roca de lava) del Teide y os puedo asegurar que la subida era alucinante, era subir, subir y subir. Tras unas horas de subida, llegúe al albergue de Altavista. Albergue muy cutre que no tiene ni para comer. Lo único que tiene es una máquina de cocacolas a 4 euros el refresco. Y os puedo asegurar que allí no hay nada más que el refugio. Maldormí esa noche en el refugio y a las 5 de la mañana del día seguiente había que salir para seguir subiendo y llegar antes de amanecer al cráter del volcán. Resaltar que el albergue se lleno y el único español que había era yo.
Cuando me levanté a las 5 de la mañana me fui con unos alemanes que también habían dormido en el refugio pues yo no llevaba linterna. Recuerdo que después de subir, subir y volver a subir y encima de noche llegamos al cráter del Teide. Aquí es dónde empecé a darme cuenta que el esfuerzo que había hecho para llegar tan alto iba a valer la pena. Y así fue.
Una vez en el cráter me puse a mirar al cielo y en mi vida he visto un cielo con tantas estrellas, ni tan siquiera en las ocasiones en que he hecho el Camino de Santiago y os aseguro que durante el Camino de Santiago se ven unos cielos cuajados de estrellas. De ahí Santiago de CompoStella.
Recuerdo que me di cuenta que habíamos llegado arriba por un olor sulfuroso que nunca antes había percibido. Nos acomodamos en la cima pues en total seríamos unas 40 personas.