martes, 27 de octubre de 2015

CoSA dE HEMbras



Mi fidelidad al director de cine John Waters, es mas que incuestionable, aunque esta no este exenta de una moderada visión critica hacia algunos de sus trabajos, muy cuestionables en ocasiones. “Cosa de hembras” pertenece a al selecto grupo de sus primeros films, anteriores a us exitos mas comerciales como Hairspray o Cry baby. Sin llegar a los grados de repugnancia de ciertas escenas de “Pink flamingos” , “Cosa de hembras” se mueve entre lo políticamente incorrecto y el puro descaro de su director al que ya nos tiene acostumbrados.
 Una vez mas, Divine se mete en la piel de la protagonista, Dawn Davenport, una muchacha de Baltimore que se escapa de casa para vivir una vida al limite de las que tanto le gusta retratar al director. Víctima de una violación, Dawn da a luz a una niña, a la que tiene que criar. El robo, las drogas o la prostitución son el ambiente en que educa a su pequeña,mientras sin poder evitar enamorarse de nuevo, cae en los brazos de un hippy peluquero que le abrirá las puertas a un mundo aun si cabe mas degradado que le llevara al estrellato.

Una maravillosa Divine, protagonista absoluta de la historia, magníficamente arropada por un grupo de secundarios, habituales en su films. Una vez mas, Waters nos introduce en el universo melodrama, del que es muy fans, para llevarlo hasta el limite, al puro exceso, donde los luminosos colores de las películas de Douglas Sirk, mutan en satinadas y cochambrosas escenas, muchas de ellas verdaderas apologías del mal gusto.

Rodada en 1975, tras el éxito de su primera película “Pink Flamingos” en los circuitos mas alternativos, “Cosa de hembras” es técnicamente lamentable, aunque esa precariedad tecnológica enriquece aun más antiestética puesta en escena que la acompaña. Todo en ella es puro exceso, el guión, las interpretaciones, la música, la estética. Una divertidisima película imprescindible para conocer mejor a este director.





lunes, 26 de octubre de 2015

La RebEliON dE LoS ElecTRODomésTICos.

Este pasado fin de semana, ha vuelto a pasar. Siguiendo el siniestro patron que marca la tradicion. No es la primera vez que siento mi cocina sometida a una extraña y malefica fuerza que provoca una autentica Rebelion de los electrodomesticos. Como decia es la tradición la que señala lo que podríamos definir como la cruel venganza de esos utensilios que nos hacen más cómoda la vida, sin reparar en sus sentimientos, abusando de su celo en el trabajo y condenandolos al contenedor cuando dejan de resultarnos útiles.
Hace ya unos años, asistí estupefacto al suicidio de mi viejo televisor, un Telefunken culon, que nos alegro la vida durante muchos años. En mi casa, la señal definitiva de que algo raro ocurre, es el hecho de encontrar la televisión apagada.
¿No enciendes la tele?
¿pasa algo?
Y así fue y sigue siendo, no me extraña que aquella inolvidable Telefunken acabara suicidándose al encenderla aquella mañana. Un ligero chasquido, anticipó una explosión envuelta en una llama y la salida de un humo negro irrespirable, que evocaba ese bonito momento vaticanil de la “Fumata negra, fumata blanca” Si, como aquella canción de Basilio, creo recordar y que se titulaba “Cisne cuello negro,cisne cuello blanco”

Chiquito de la Calzada la recuperó años mas tarde en sus chistes.


Tras este momento flasback evocando la memoria de mi viejo aparato de televisión, continuo con esa rebelión de la que antes os hablaba. Se dice, se cuenta, se comenta que este tipo de averías en pequeños electrodomésticos, suelen ir de tres en tres, como el fallecimiento de viejas estrellas de Hollywood que según dicen, cuentan y rumorean, también son de tres en tres. La sabiduría popular es un mundo, eso es asín.
Notaba ya hace unos meses, cierto resquemor por parte de la lavadora, es muy rigurosa con su mantenimiento y aseo personal y servidor la tiene algo descuidada en estos aspectos. Lo cierto es que noto cierto distanciamiento entre nosotros. Ya la he pillado en un par de ocasiones intentando escapar. Acostumbrado a la excesiva y metalera banda sonora que acompaña mi programa de lavado , no acerté a descubrir el ruido de mi lavadora escapando hacia la puerta en medio del pasillo.
No se que le pasa últimamente, esa obsesión por salir de la cocina abriéndose paso por la casa. El día menos pensado me la encuentro cogiendo el ascensor.
Lo peor estaba por llegar. Todavía siento escalofríos cada vez que recuerdo ese momento en el que el microondas inesperadamente se puso en marcha para a continuación oírse una ligera explosión en el interior y comenzar a arder en la parte lateral del mismo. Con la sangre fría que me caracteriza me lance sobre el interruptor del microondas para desconectarlo llevándome por delante el cuenco con el pienso y el agua de mi perro y provocando que servidor cayese al suelo.
Poltergueist, pensé yo. ¿Porque se pone en marcha solo el microondas, si no había nada en su interior? ¿Estamos hablando acaso de un nuevo caso de “Suicidio mecánico”? Creo que no me puedo levantar.....
No le hubiera dado mayor importancia al asunto, de no ser porque apenas dos días mas tarde otro extraño suceso provoco el caos en mi cocina. La jarra de mi batidora repleta de crema de calabacin y queso y que justo cuando sobrevolaba la salten en la que servidor asaba un filete, tuvo a bien caer en vuelo libre sobre la esta mientras yo me quedaba con el asa , que se había despegado o soltado de la jarra, en la mano. Una humillante instantánea, lo se...
Acaso tengo polstergueist en mi cocina? Que mal rollo, tendre que llamar a la mediun enana esa que salia en la pelicula, aunque creo recordar que la actriz ya fallecio, pues entonces casi que mejor no la llamo.No seré yo quien ponga en solfa la sabiduria popular. 



2º DIA, MálaGA


Tras nuestra primera noche de crucero, amanecimos cercanos a las costas de Málaga, donde atracamos al mediodía. Antes dimos buena cuenta del desayuno-almuerzo-comida que nos metimos entre pecho y espalda, eso sí, siempre disfrutando de las maravillosa vistas de la costa malagueña. Y no puedo más que pronunciar, ahora que estamos evocando ese fantástico momento buffet,  un cita que me regaló el otro día mi amiga Begoña y que dice algo así como:
“El civismo termina cuando comienza el buffet-libre”
Una autentica fiesta del exceso que en ese momento desayuno culminó con una copa de cava. Estábamos dispuestos a ser recibidos en Málaga, con alegría, con mucha alegría.
Apenas teníamos unas horas que intentamos aprovechar sin prisas y si un rumbo fijado. Paseamos por su maravilloso y nuevo puerto, disfrutamos de su bullicio y ambiente y ya dentro de la ciudad nos encaminamos por entre sus bonitas calles en el centro histórico.
Antes, pasamos a echar un vistazo al museo Pompidou, un museo de arte moderno que me gustó por lo variado de su propuesta,  y su cuidado edificio.
 Una pequeña representación de los mejores artistas de arte moderno concentrada en un espacio asequible, cómodo y agradable de visitar. Que nos despachamos en tiempo record. Confieso que soy bastante rápido en mis visitas a museos y exposiciones, mi record, difícil de superar fueron 30 minutos visitando el MOMA de New york. Había tantas cosas que ver fuera….
 Recorrimos más tarde las calles adyacentes a la catedral a la búsqueda de un bar donde tomarnos un vinito, principal argumento de la fugaz visita malagueña.  Antes de entrar en el barco de nuevo, visitamos un museo de cofradías e imágenes religiosas, siempre bajo la atenta mirada del reloj
Apeas 4 horas para recorrer la ciudad y quedarnos con ganas, muchas ganas de más. Málaga queda pendiente para una visita en condiciones.



Ya en el barco, nos preparamos para la velada nocturna, que esa noche estaba dedicada al amor, motivo que celebramos con un par de mojitos y disfrutando del espectáculo diario en el Salón Broadway que en esta ocasión resulto especialmente ñoño, tuve que echar  mano de el dulzor de la piña colada para evitar un ataque de acidez, y encima sin cenar,…..
El restaurante Miramar seguía los cánones estéticos del resto de la embarcación, moqueta a tuti plen, mucho dorao y manteles rojos a juego con la moqueta, Una maravilla…..
En esta ocasión ya nos ubicaron en nuestra mesa definitiva, y conocimos al resto de comensales con los que íbamos a coincidir a diario en el momento de la cena.  Eran tres matrimonios que se comportaban y hablaban de cosas de matrimonios. Lo cierto es que nosotros no estábamos demasiado receptivos, nos limitamos  a ser correctos y sonreír sin que en ningún momento asomase el más mínimo punto de empatía.
Otra cosa era nuestra camarera y maestra de ceremonias, Vanesa, una joven brasileña con un punto muy andrógino a medio camino entre Sade y Grace Jones. Con la sobriedad que le caracterizaba, cada noche de forma solemne nos presentaba los diferentes platos de la carta a modo de azafata de vuelo para posteriormente tomar nota de la comanda, siempre acompañada de su fiel ayudante Emerson al que cogí gran afecto por esa profesionalidad al estar pendiente de rellenar mi copa de vino cada vez que esta disminuía su volumen.  Emerson era como el policía bueno en esta singular pareja. Era él quien regaba las copas  y al que de forma discreta podía pedirle repetir algún plato. Vanesa nos daba un poco de miedo.
Ese exceso de celo en su trabajo, colocándote la servilleta en las piernas, preguntándote cada vez que te recogía el plato si te había gustado, me resultaba en ocasiones incomodo, aunque el resto de comensales parecían estar en su salsa hablando constantemente de sus anteriores cruceros  mientras pepe y yo comentábamos los modelos de las señoras.
Aun así, no podíamos quejarnos de nuestros compañeros viendo lo que se cocía a nuestros alrededores. Una vez mas y después de comprobar por primera vez la calidad y sobre todo “cantidad” en los platos servidos, no pude más que evocar una vez más el excesivo buffet de la planta superior, una autentica fiesta de la gula que por salud decidimos limitar exclusivamente a comidas y desayunos,
Después de la cuarta copa de vino que me sirvió Emerson, una  fugaz visión me vino a la cabeza cuando creí, y sigo creyendo, reconocer a una de las comensales de la mesa que era de Murcia, como ex concursante de Gran Hermano, intente hacerle una foto robada mientras comía el postre pero me resulto imposible. Lo peor es que no ceso allí  el festival de “parecidos razonables”, porque ya en el postre reconocí a la presidenta de argentina, Cristina Kirchner , sentada en la mesa contigua. No pude reprimirme y traslade mis impresiones a mi compi que me sorprendió cuando con la mirada perdida hacia el frente me comentó, que el marido de la ex concursante de Gran hermano era un actor que salía de secundario en la serie “Breacking bad” La paranoia estaba llegando demasiado lejos por lo que deje que Emerson llenara por última vez mi copa y tras saborearla nos despedimos con un tímido hasta mañana.
Ya en la cubierta nos cruzamos con Wally, el pasajero acosador que seguía a una pareja de señoras con cara de pedir auxilio. Nos apiadamos de ella y  decidimos  entrar el  salón Rendez Vous,  donde amen de saborear unos daiquiris, asistimos  con un fervor, a mi modo de ver, excesivo, al concurso de sevillanas que allí se estaba celebrando.

Las últimas copas solíamos consumirlas en el casinos, rodeados de maquinas tragaperras y de ruletas y asistiendo a la actuación de un dúo musical en el que la chica cantaba canciones  que inevitablemente te invitaban al bajón de ánimo, por no decir directamente al suicidio. Era nuestro momento decadente del crucero, Una invitación al silencio, al sueño… buenas noches.

jueves, 22 de octubre de 2015

EL reGResO dE LuCas

Han pasado ya unas semanas desde mi anterior columna, si pensabais que esta iba a ser flor de un día y que cual el doctor magenta iba a desistir del empeño, estáis muy equivocados. Que no supere los 30 cmts de altura no va a acallar mi voz, o mejor mis ladridos.
Aprovechando las cruceril escapada del doctor, servidor tuvo a bien convertirme en okupa pasajero y alternar sus días de ausencia con diversas compañías y casa. En todas ellas me han tratado estupendamente, imagino deseando que el doctor regresase, lo confieso, soy un poco estresante y ansias. Que quereis apenas tengo 3 meses . Lo único que tengo que hacer es comer, dormir , hacer pipí donde me apetezca y sobre todo jugar. Durante este tiempo, he empezado a bajar de paseo a la calle, disfrutando de su caos y bullicio. El doctor dice que soy bastante cotilla porque me gusta subirme a su brazo mientras se toma un café en una terraza y observar todo lo que sucede a mi alrededor, interactuando con todo lo que se me ponga a tiro.
Me da igual un niño, que una anciana, una paloma u otro perro. Tambien dice que soy un poco chulo y que el día que me cruce con un perro con mal genio, voy a salir por piernas. A mi todo el mundo me parece fantástico sean perros , gatos o personas, lo único que quiero es jugar con ellos.
Mi compi, no pierde la esperanza de que algún día llegue a hacer mis necesidades en la calle. ¿quien es el ansioso ahora? Tengo que confesaros que me hace mucha gracia subir de la calle después de 90 minutos de paseo y ponerme a mear en el recibidor nada mas entrar por la puerta.
Pobrecillo, al principio se cabreaba mucho, últimamente lo noto mas resignado.
El otro día, no se le ocurre otra cosa que investigar en Internet acerca de mi raza, sorprendiéndose sobremanera cuando leyó que estábamos especialmente dotados para la interpretación, y que son muchos los ejemplos de perros actores de mi raza. “Pancho” el perro de la lotería, o el perrete de la película “The artist” que falleció recientemente.
Yo creo que se esta visualizando cual madre de la Pantoja, llevándome a castings y a alfombras rojas. Anda que no lo flipa, es mas que evidente que mi futuro profesional esta en la literatura y el periodismo. Bueno, no me cuesta nada hacerle cuatro piruetas y que lo siga con la posibilidad de convertirme en galán canino.
Aunque, ahora que lo pienso, tampoco me parece una idea tan descabellada.
Lucas



VaCaciONES eN el MaR

Era la primera vez que me que servidor accedía al Universo cruceros, si bien durante años he sopesado esa posibilidad, no fue hasta el septiembre pasado cuando pude cumplir este deseo. Mi experiencia era nula, mis únicos referentes eran como siempre cinematográficos Por supuesto la mítica serie de “Vacaciones en el mar” y por otro lado la película de Alfredo Landa “Cateto a babor”. Precisamente con esta ultima fue con la que me sentí mas identificado, cuando después del oportuno check-in con la imposición de manera ceremonial de la consabida y muy deseada “pulsera todo incluido” accedí al buque, no sin antes posar para los empleados de la naviera ante un improvisado photo-call con palmera de cartón piedra y salvavidas incluido a modo de decoración. 

Una vez dentro y dada la imposibilidad de poder subir a nuestro camarote, decidimos acceder a la cubierta superior donde nos encontramos con un sugerente e intempestivo catering del que inevitablemente dimos buena cuenta, comprobando ensimismado que los poderes mágicos de la pulsera todo incluido surtían efecto.



Tengo que confesar que me angustiaba sobremanera la idea de residir durante una semana en un pequeño camarote sin ventanas, aunque posteriormente descubrí que la anteriormente citada pulsera mágica o mejor sus consecuencias, conseguían que una vez dentro de la cabina subir a la cama y quedarme dormido era más que inevitable, obligatorio.
Tras inspeccionar meticulosamente el camarote, abrir todos sus cajones y descubrir que nuestro asistente se llamaba Leonildo, decidimos subir al buffet libre a comer.
La estética del buffet seguía un poco la linea del resto del barco, mucha moqueta, mucho dorado y mucho glamour low cost, es lo que hay.
Ver tanta comida junta provoco en nosotros un ligero vahído que se incrementó con los primeros movimientos del buque.
Soy muy fans de los buffet, de hecho después de una semana, a mi vuelta el momento comida y cena nunca volvió a ser lo mismo. Disfruto mucho de ese momento fusión, en el que mezclas en el mismo plato, un par de croquetas, un puñado de ensaladilla, con unos macarrones con chorizo y un pedazo de merluza al pìl-pil. Ahora me resultan tan aburridos mis platos.
Sin duda la barra en la que te servían el vino, se convirtió rápidamente en mi favorita y mi asiduidad a la misma, provocó que acabase entablando una bonita amistad con Walter, su camarero.
Nuestro primer contacto con el buffet fue, digamos que excesivo, lo cual no ayudaba nada al simulacro de naufragio que teníamos que realizar en apenas 15 minutos.
Ponernos los oportunos chalecos salvavidas, no fue una tarea fácil después de la indigesta comida y de las 4 copas de cava con las que brindamos por la travesía.
Recuerdo perfectamente hacer continuados esfuerzos para que no se me cerraran los ojos durante la explicación de la tripulación, mientras a duras penas mantenía a mi cabeza, empeñada en dejarse caer en vuelo libre sobre el acolchado salvavidas. 
Sin duda un momentazo el momento simulacro.
Ya por la tarde seguimos investigando todas las cubiertas del barco, el casino, todo un homenaje al universo Las vegas que a mi personalmente me encantaba. Los diferentes bares con actuaciones en directo, el restaurante, el gimnasio, la disco. De todos ellos os daré buena cuenta en este libro de bitácoras glam.
De todos modos, si tengo que elegir mi lugar favorito del barco, sin duda seria el Salón Broadway. Una sala de fiestas con escenario en el que todas las noches se podía ver un espectáculo diferente, con bailarines, cantantes, músicos y artistas visuales, insisto todo muy Las Vegas. Lo peor sin duda, sus anfitriones o maestros de ceremonias, un brasileño y un panameño que se empeñaban en ser graciosos y que a duras penas lo conseguían Aun así, he pasado grandes momentos en el salón Broadway siempre acompañado de un mojito.
El Restaurante Mirasol servia comidas y cenas, como alternativa al buffet, a diferencia de este , aquí te ubicaban en una mesa compartida durante toda la travesía y sus menús, aunque mucho mas elaborados y cuidados que los del buffet, también eran mucho mas, muchísimo mas escasos. La primera noche nos sentaron en una mesa con varios matrimonios con los que apenas cruzamos palabra, y con un señor que viajaba solo y que a pesar de no dejar de mirarnos a mi compi Pepe y mi, no llegamos a cruzar palabra. Cuando nos levantamos para salir del restaurante, me sorprendió ver como el ausente comensal se levantaba al tiempo que nosotros y nos seguía Una vez en el hall, propuse a pepe salir a fumar a la cubierta y cual fue mi sorpresa cuando el señor que nos había seguido y que se había parado a nuestro lado respondió:
Si, vamos fuera a fumar...
En décimas de segundos paso por mi adulterada cabecita la película “Mujer blanca soltera busca” con esa compañera de piso esquizofrenica que la acosaba.
Sin apenas pensarlo y con el único fin de huir de la invitación, dije yo:
Creo que me voy a tomar un café
A lo que el señor auto invitado respondió con un:
si, vamos a tomar algo.
Una vez parados en la cafetería y viendo que el tipo no entendía nuestra incomodidad, acabé soltando al tiempo que con un sobreactuadisimo bostezo:
Que sueño, mejor vamonos a dormir....

Parece ser que mi recogida interpretacion hizo efecto y sin mediar palabra, el hombre se fue solo directamente a la barra, momento que nosotros aprovechamos para huir despavoridos a fumar a la cubierta aunque era inevitable y mas en su caso que nos lo volvieramos a encontrar una hora mas tarde. Pero esa es otra historia, la historia de Wally, muy presente, a nuestro pesar, durante todo el crucero, ya lo ireis descubriendo....


continuará