jueves, 29 de septiembre de 2011

TeaTRO CHiNO

ResTauRaNTE ARGeNCHiNO

Después de discutir entre la amplia oferta gastronomita que se nos ofrecía: chino, kepab, bocadillo, resolvimos decantarnos por una alternativa diferente. Algo llamó nuestra atención cuando pasamos por la puerta del local.
Un local con una decoración más parecida al autoservicio de una autopista, con una decoración carente de la más mínima personalidad, en la que abundaban los vivos colores y los insólitos posados robados de girasoles en edad de merecer. Algo, sin embargo, desentonaba con tan contemporánea decoración. Repartidas a lo largo de la sala, se disponían los escasos comensales sentados en sillas y mesas de madera, sobre las que reposaban orientales manteles del todo a 100, que delataban su asiático origen. Atrincherados tras la barra, una pareja de chinos nos saludaron con una ligera aunque repetitiva inclinación de cabeza que a punto estuvo de provocarles un politraumatismo al tiempo que un par de camareros argentinos se apresuraban a acomodarnos en un salón que prácticamente estaba vació. Esta curiosa mezcla de nacionalidades comenzó a crearnos cierta zozobra, de la que no nos reoperaríamos en toda la noche.
Los porteños camareros se afanaban en ser complacientes con los escasos clientes que había en el local, por lo que ni que decir tiene que resultaban cargantes en exceso. Con un look más propio de un par de gogos de macro discoteca que de camareros, estos exhibían sus excesivos tatuajes en unos bíceps que en ocasiones confundíamos con el rollo de carne de cordero para kepabs que orgulloso no dejaba de girar tras la barra en la que se atrincheraban los chinos.
Una vez pedimos las bebidas, nos dirigimos con timidez hacia el buffet, donde en un curioso a la par que interesante mix, se mezclaban las ensaladas con la comida china y una parilla de variadas carnes argentinas. Con el desespero propio del español medio cuando va a un buffet comenzamos a llenar nuestros platos como si fuera nuestra ultima comida, haciendo grande ese gran slogan, con el que uno de los camareros, el que llevaba el tatuaje de Bruce Lee en el hombro, nos había recibido. “Podéis comer hasta reventar”. Claro, con esos bíceps, no era cuestión de llevarles la contraria. En ello nos pusimos cuando uno de los camareros, había mas personal que comensales, nos ofreció con inconfundible acento porteño la variada carta de carnes: Che, boludo querés que te prepare algo?
Con la indecisión de un niño frente a un puesto de chuchearías comenzamos, a modo de menú degustación, a escoger una variada selección de carnes a la parrilla, en un improvisada cena homenaje al colesterol.
Tras visitar el buffet en varias ocasiones, comenzamos a escoger el postre. Una curiosa selección de grasas saturadas que decidimos regar con jarabe de caramelo, no sin antes dejarnos convencer por el cocinero argentino, que desde la cocina nos invitaba a probar unos crepes que el mismo se afanaba en preparar.
Che, probar los crepes, os voy a preparar mi favorito. Ni que decir tiene que su favorito era el mas excesivo astronómicamente hablando. Crepe de dulce de leche, espolvoreado con azúcar y flambeado con ron. Un exagerado postre con elaborada preparación, a la que un cocinero chino que se ubico junto al argentino, no dejó de prestar atención a instancias de este que no dejaba de alentarlo con frase como:
Chinoooo, chinooooo.. probá hacerlo tu chinoo, no hagás una cagada, una cagada china…
Ciertamente el chino era un poco torpe con los fogones, tanto que ese momento flambeado, caso termina depilándome las cejas. Como sospechaba, cuando bajo la llama, observe al cocinero chino comprobando que el las llevaba pintadas.
Una desmesurada cena en la que de un momento a otro esperábamos terminara con una actuación de los camareros ejerciendo de improvisados boys y haciendo un streptease en medio del salón, esa bola de cristal en el centro me provoco mas que fundadas sospechas. Afortunada o desafortunadamente no fue así, por lo que después de despedirnos de los solícitos camareros, antes de que nos viera el cocinero y nos invitara a probar otro de los platos de su “variada” carta. Viva la fusión de sabores, y de camareros…

martes, 27 de septiembre de 2011

AMBiGuOS ViNiLOS

CoMesTiBLES


LoS AToRMeNTaDoS



Ultima obra publicada en España de John Connolly. Un nuevo caso para el inspector Charlie Parker en la sexta novela del autor que protagoniza el torturado detective. En esta ocasión es contratado por una mujer que se ve amenazada por la presencia de un extraño personaje que la acosa interesándose por el paradero del padre de la mujer, un reconocido psiquiatra infantil, desaparecido e involucrado en un caso de abusos a menores. A partir de ese momento se desarrolla toda una perturbadora y oscura trama en la que están implicados siniestros personajes.
Es la primera novela que leo de este autor de notable éxito en el genero policiaco. Un género al que Connolly da una nueva vuelta de tuerca con su particular forma de plasmar sombríos universos, cargantes y angustiosas atmósferas a las que el autor dona de vida y que prácticamente se pueden respirar. Lejos de gratuitos efectismos y golpes de efecto, Connolly consigue con un texto contundente a la vez que exento de florituras, sumergirnos y atraparnos en enrarecidas atmósferas, cinematográficas atmósferas que no podían dejar de evocarme títulos como “Seven” por poner un ejemplo.
Una trama que quizás en algún momento peca de excesiva información pero que en cierta medida se ve reforzada por un gran y carismático personaje.
Charlie Parker, antaño policía y ahora detective y que en anteriores obras había buceado en tenebrosos universos, brujería, vudú, elementos paranormales, tiene que seguir luchando contra su peor enemigo, su pasado. Un pasado que le persigue en forma de fantasma, el de su primera mujer y su hija, asesinadas brutalmente por un psicópata. Un pasado que le acompaña y le acosa desde su primera novela.

jueves, 15 de septiembre de 2011

INsóLiToS VocaLiSTaS


La PiEL QuE HaBiTO

Decepcionante es el mejor adjetivo que define mi sensación después de ver “La piel que habito”, último trabajo de nuestro cineasta más internacional Pedro Almodóvar. A pesar de ir preparado para lo peor, uno no puede evitar sufrir una gran decepción después de ver esta película sobre la que albergaba cierta esperanza. Aun así fui al cine para juzgar por mi mismo antes la disparidad de criticas que han acompañados su estreno. Sigo a Almodóvar desde su primera película, que vi en el cine hace ya…. mejor dejémoslo. Conozco su cine y he visto sus películas montones de veces. Admiro su obra y soy fan incondicional de sus films, algo que no me impide ser crítico cuando algo no me gusta.
Entiendo perfectamente que todo creador, sea director, escritor, pintor, etc.… puede y es más, debe evolucionar o en todo caso cambiar, pero sinceramente no entiendo su empeño por romper con su particular forma de entender el cine. Entiendo igualmente que con los años, a Pedro le apetezca contar otras historias, y contarlas de otra manera. Aun así, los que le seguimos no podemos evitar echar de menos su particular estilo, sus característicos personajes. Elementos estos que apenas están presentes en forma de pincelada en esta, su última película.
Algo que no se puede negar es que “La piel que habito” posee una factura impecable. Una fantástica banda sonora de Alberto Iglesias, una maravillosa fotografía de José Luis Alcaine, y sobretodo unas fantásticas interpretaciones de Antonio banderas y Elena Anaya. A esta última sin duda le espera una ardua colaboración con el director con el que parece se ha entendido muy bien. Sin embargo la película no fluye, no consiguió despertar mi interés. Algo especialmente lamentable tratándose de una historia de esta intensidad que sin duda Pedro me temo no ha sabido traspasar a la pantalla grande. Tuve ocasión de leer “Tarántula” el libro en el que se basa el film, una historia cargada de intensidad, de crueldad, de morbo. Unos personajes amorales, una relación perturbada y muy desasosegante que Pedro termina llevando a su terreno, al del melodrama en el que se empeña en navegar y en el que irremediablemente en sus últimas películas termina ahogándose. Decepcionante, y lo digo con pesar por la admiración que siento por su trabajo que en esta ocasión no ha conseguido ni emocionarme, ni divertirme, ni siquiera interesarme. No entiendo esa fijación del director por abandonar un genero, una forma de contar historias, que tan estupendas películas nos ha dado. Me temo que Almodóvar, tras su reconocimiento internacional, sigue empeñado en demostrar que no solo sabe hacer buenas comedias, algo que yo particularmente nunca he entendido ya que para mi la comedia es el genero mas difícil aunque en festivales y para muchos críticos sea considerada un genero menor.
A pesar de todo, sigo siendo fan de Pedro y espero ansioso ese biopic de la cantante Mina, que se rumorea va a dirigir en breve, hasta entonces seguiré disfrutando con sus primeras películas.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

La VuELTa al CoLE

Intento, a duras penas, levantar este nuestro blog que sin que servidor haya podido evitarlo, ha sucumbido a los efectos del letargo veraniego, del sopor, de la dejadez y del desanimo con el que el que os escribe vive los últimos coletazos del estío. Como si de un estudiante mas se tratase, he decidido arrancar hoy mismo, sin más demora, mi vuelta al cole.
Ignoro el rumbo que seguirá el blog en los próximos días, meses… quizás porque este va ligado al de mi propia vida. Mientras tanto sigo blogueando en tan virtual universo.

viernes, 2 de septiembre de 2011

CoRRuPcióN Y PAeLLaS



DeSCONeXiON



Mis urbanos pies sumergidos en las trasnochadas aguas de la piscina comunitaria.
En soledad, aprovechando la complicidad de la noche, siempre dispuesta a no defraudar.
Apagados ecos nocturnos, apenas son percibidos por un tímpano más acostumbrado al intermitente susurro catódico y a los sonidos que acompañan la insistente letanía del portátil.
Dejo mecer mis pies en tan acloradas aguas al tiempo que cierro los ojos con la esperanza de que el tiempo se detenga.

ViNARoZ 2

Una historia que comenzaba cada mañana cuando las primeras luces del día, salpicaban mi rostros a través de una descarada persiana situada en el salón en el que servidor había improvisado un dormitorio. Con la tranquilidad que da levantarse sin prisas, sin mirar el reloj y sin encender el teléfono, me dejaba llevar por las horas del día a lo largo de un guión que estaba por escribir y en el que no tenían cabida ni las obligaciones ni los horarios, un guión escrito o mejor vivido a golpe de apetencias, apetencias básicas pero no por ello menos importantes. Una epicúrea semana en la que lo mejor era la falta de pretensiones, una semana dedicada al gozo y a la risa, regada con tinto de verano y siempre sumergida en templadas y pisciniles aguas.
El último día decidimos acercarnos hasta el pueblo de Vinaroz. Allí la pequeña Lola puedo disfrutar de una pequeña feria a golpe de salto de colchoneta y vuelta en tio-vivo mientras servidor realizaba un breve aunque interesante tour turístico que terminó en un mercadillo en el paseo, del que nuestros bolsillos dieron buena cuenta. Ya para terminar, cenamos en el mismo paseo marítimo, en una velada en la que la gastronomía nunca llegó a la estar a la altura de las maravillosas vistas. Una última y agradable noche que sirvió de despedida a tan placentera semana.

jueves, 1 de septiembre de 2011

ViRTuOSoS VíNiLOS




ViNaROZ

Durante mis breves vacaciones de agosto, tuve a bien disfrutar de unos familiares días en la playa de Vinaroz. Un año más quiso el azar que después de darle vueltas durante todo el mes eligiendo el destino de tan esperados días, servidor terminase recalando en tan bonita y acogedora villa marinera.
Cinco días de playa, sol, fantástica compañía y agua, mucho agua. Pisciniles ansias cubiertas a escasos 3 metros de la casa donde nos alojábamos, y horas de sol a la sombra de un factor de protección 50 que ni con esas, como un conguito he vuelto al trabajo.
Si hay algo que me sorprende cada año es la facilidad que servidor tiene para desconectar y olvidarse del trabajo en cuanto pone los pies a la salida de este. Con esa misma facilidad me adapté a mis bucólicos días de costa y mar y a su entorno, una fantástica casita con piscina de la que dimos buena cuenta durante el día e incluso la noche.
Del bar donde desayunaba cada día en ese absurdo y matinal ritual del que disfruto tanto, a pesar de contar con un buen surtido de bollería, y del supermercado vicentica que alternaba productos de la tierra con una reducida aunque selecta muestra de productos de la gastronomía alemana.
No me costó nada crear una nueva rutina diaria basada en el puro disfrute y el exceso. Un agradable desayuno servia de preámbulo al nuevo día que comenzaba visitando la cala barbiguera, una agreste playa de piedras que a servidor casi le cuesta un esguince de tobillo pero que sin embargo me permitía disfrutar de unas maravillosas vistas y de una tranquilidad bastante inusual en una playa de valencia. Allí tirado a modo de faquir sobre aquellas piedras tenia la sensación de que no pasaba el tiempo, un estado de relajación en ocasiones natural y otras inducido absolutamente maravilloso. Eso si, es importante recordar que a la hora de bañarse en el mar conviene sacar el paquete de tabaco y el mechero del bolsillo del bañador, os aseguro que por mucho que se sequen los cigarrillos estos no saben igual. Para entonces ya me había cargado un fantástico reloj de pulsera que me había comprado en los chinos y del que también me había olvidado a la hora de entrar en el agua.
Siempre me ha inquietado mucho bañarme en el mar, el más ligero roce de algo por mi cuerpo sumergido provoca en servidor un estado de pánico ciertamente deplorable. Hubiera jurado que aquella bolsa de plástico era una letal medusa, además yo no tengo la culpa de que aquella señora alemana se cruzara en mi camino y acabáramos los dos cayendo en la orilla.
El resto de mis rutinarias vacaciones se repartían entre horas de sol y agua en la piscina y horas de sueño, tremendas siestas que sin ningún tipo de complejo ni sentimiento de culpabilidad podían extenderse durante las horas mas calidas de la tarde, pero esa es ya otra historia….. que contaré mañana.