Un ligero aunque
sobrecogedor zumbido, me sobresaltó en el momento en el que hice entrada en mi
dormitorio. No tarde mucho en descubrir que una polilla voladora, pasadísima de
peso, había ocupado mi alcoba. Siento verdadera fobia hacia estos insectos,
hacia cualquier insecto o bicho en general, que ocupe mi espacio ya sea
volando, arrastrándose o reptando. Mi primera y primitiva reacción, fue
quedarme congelado y seguir con la mirada, cual lechuza, los movimientos de la
inoportuna polilla. Con la agilidad que me caracteriza, me lance sobre el balcón
y abrí las puerta de este de par en par, apagando la luz de la habitación a la
espera que el incomodo bichejo saliera volando hacia la calle en busca de luz.
Rápidamente, cerré la puerta, esperando que a mí vuelta, el
animalito hubiera desocupado mi dormitorio.
Pasaron cerca de 3
horas , en las que servidor ya había
olvidado a la desconsiderada invitada, cuando al abrir la puerta lo primero que
vi revoloteando con su desagradable zumbido alrededor de la lámpara, es a la
obesa polilla. Desesperado agarre con fuerza una camiseta y cual Rafa Nadal en
pijama, comencé a dar espasmódicos e incontrolados aspavientos intentando lanzar al insecto hacia el
exterior que seguía abierto de par en par.
A oscuras e iluminado
por la tenue luz que entraba de la calle, no pude más que emulando a aquella fantástica
parapsicóloga de la película “Poltergueist”,
invitar a la polilla a que saliese por la ventana al tiempo que le decía de
forma susurrante aunque rotunda,
Caroline, ve hacia la
luz
Ve hacia la luz
Caroline…
Lamentablemente Caroline
no estaba por la labor y la muy hija de puta
parecía encontrase cómoda en mi estancia.
Mi insinuación de desalojo no surtía efecto y ella parecía disfrutar con
mi desespero y angustia. Durante unos segundos valore la posibilidad de
acostarme y compartir dormitorio con el bicharraco, rápidamente reaccioné. No,
no puedo dormir con ella observándome desde el techo, ¿y si me ataca amparada en
la oscuridad? Y lo que es peor, ¿y si me muerde y me transmite sus poderes de
mierda y acabo convertido en “Polilla-man”?
Que súper héroe más absurdo,
ya me puedo imaginar dándome cabezazos contra las farolas de la calle o los
anuncios luminosos.
Imposible, tengo que
actuar, agarre de nuevo la camiseta y me lance a la caza del bicho, haciendo
uso de los conocimientos adquiridos durante el visionado repetidas veces de “Karate
Kid 2”. Después de un par de fallidos
intentos, un golpe certero acabo con Caroline y casi con mi cadera, cuando al blandear
la camiseta cual bandera, la polilla acabo saliendo despedida por el balcón.
Vuela, vuela Caroline
le grite parapetado tras la ventana.
Vuela, vuela y no
vuelvas , hija de la gran puta,,,,,
7 comentarios:
Recien publicado el articulo, descubro horrorizado al entrar en la cocina a un par de polilllas revoloteando entre mis fogones. Diosss creo que es una plaga divina...
Es la época. Yo recuerdo siempre estar estudiando para los exámenes de fin de curso y tener siempre a esa gente revoloteando por la habitación. Los inicios de mis relaciones con ellas fueron muy salvajes, pero con los años las tolero más y recurro frecuentemente a hacer como tú hiciste. Las conmino a abandonar mi habitación de buenas maneras, y suelen irse.
Espero que las nuevas visitas entiendan las condiciones que impones en tu casa.
Hoy 40ºC. Casi na'.
Au!
Este año son exageradamente grandes, deben de estar mutando,,,,
EL RANCIO
Eso no es nada en comparación con la actuación del Dr.Magenta hace unos años cuando vio una polilla.
Paso a contaros que hizo nuestro querido Dr. Magenta:
Era una noche calurosa en Jérica y estabamos viendo la televisión cuando de repente entro una polilla gigante en la sala de estar. Pues bien; al ver la polilla el Dr. Magenta dio un salto y como un equilibrista experimentado quedó de pie encima de una silla de playa plegable. Desearía matizar que no era una silla plegable, era una MECEDORA PLEGABLE (más difícil todavía) de playa. Yo puedo dar fe que el doctor Magenta aterrado estaba de pie en la mecedora plegable balanceándose y manteniendo un perfecto equilibrio para no caer al suelo y gritando un ratón. Yo le dije que los ratones no volaban, pero el doctor Magenta continuaba gritando: Un ratón, un ratón...
Finalmente, fue el gato quien se encargó de gran problema de la polilla.
Os invito a que preguntéis al Dr. Magenta lo siguiente:
¿QUÉ HACE EL DR. MAGENTA CUANDO SE ENCUENTRA CON UNA CUCARACHA?
A continuacion os comentaré lo que le ocurrió al Dr. Magenta el otro día en el portar de su casa.
EL RANCIO
Pues sí estimados seguidores del Dr. Magenta.
El otro día me contó el Dr. Magenta que estaba en su casa y pensó en salir un rato para tomar un café. Tomó el acensor y de repente cuando éste llegó a la planta baja y el Dr. Magenta salió del ascensor me dijo textualmente: "Unas cucarachas me han atacado en el portal de mi casa cuando salía del ascensor"
-Yo pensé para mis adentros. Ya estamos con los bichos.
Luego me lo contó con más detalle.
Dice que tuvo miedo por su integridad física pues, según él, era un ejército de cucarachas que salieron del cuarto de la maquinaria del ascensor. También me dijo que eran cucarachas agresivas, que se lanzaron en grupo contra el. Y que pudo salir de este incidente sano y salvo pues según dice él las cucarachas querían devorarlo.
En fin que se le va a hacer.
En primer lugar matizarle a el rancion con contundencia. No era una polilla lo que me sobresalto (digamoslo asi) en Jerica, fue un raton, pequeño pero raton.
Acaso las polillas tienen pelo, bueno igual si, o se....
Afortunadamente el tema cucarachas ha sido resuelto co una eficaz y esperada fumigacion en el patio del edificio. Recuerdo sobremanera una noche que baje y el patio estaba lleno de cucarachas moviendose por todas partes, mientras servidor, preso del panico, las fumigaba de manera amateur con un insecticida caducado en el 2011 al tiempo que no cesaba de gritar de forma compulsiva.....
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