martes, 3 de noviembre de 2015

CeRDeÑA



La llegada a costas italianas, me dejo aislado en el universo internet, y confieso que no me disgustó la experiencia de desaparecer durante unos días de la red. Amanecimos en el litoral de cerdeña, y hasta la hora del desembarco, pasadas las 2 de la tarde, lo empleamos en seguir comiendo y bebiendo, tampoco había mucho que hacer.
Una vez en tierra, el caos del desembarque, volvió a hacer acto de presencia.
Atracamos en Porto Torres,un pequeño, muy pequeño pueblo, carente del más mínimo atractivo.
Tras conseguir hacernos hueco en un bus urbano, nos dirigimos a este pueblo cuyo mayor icono artístico, y único diría yo, era una iglesia y una torre que a duras penas se mantenía en pie. En unos minutos nos recorrimos la calle que atravesaba el pueblo y el mercadillo artesanal que la acompañaba. Siguiendo el mapa nos acercamos hasta unas ruinas romanas que se pregonaban en el tríptico,unas ruinas o lo que parecían serlo, rodeadas de escombros y una valla metálica que las separaba de una vía de tren abandonada.
Por un momento me sentí atrapado en una película de Jim Jarmush. Aquellas vías florecidas, pedían a gritos la presencia de Tom Waits. Que raro es todo, pensé yo al tiempo que nos dirigíamos de nuevo al autobús que nos llevara al barco.
La salidas y entradas al crucero siempre resultaban incomodas y harto caóticas. Siempre había colas, y ese empeño en ir enseñando la tarjeta del barco a todo el mundo pasando controles y detectores de metales.
Una fantástica siesta, puso un broche de oro a tan decepcionante visita. 
Esa noche estaba dedicada al rock y en el salón Broadway se representaba el espectáculo “Rock never must die”, por lo que raudos nos dirigimos al teatro, no sin antes hacer acopio de un par de coktails. El espectáculo era un homenaje al genero desde Elvis, pasando por los Beach boys a Queen o ACDC. Música y voces en directo, con una escenografía y vestuario muy cercana al Benidorm Palace. El momento mas especial de la noche, fue cuando un grupo de sexagenarias se vino arriba con un tema de Bon Jovi. Los pelos como escarpias.
Tras la cena, nos volvimos a sumergir en el cruceril ambiente, alternando el salón Rendez Vouz con el Pub Embarcadero y el casino, aunque tengo que confesar que la mayor parte del tiempo lo pasábamos en el exterior, dando rienda suelta a nuestra tabaquil adicción y porque no decirlo, huyendo de Wally, el pasajero solitario que nos acosaba desde el día 1.
No tardamos mucho en acostarnos, al dia siguiente madrugábamos y nos esperaba un día tan duro como emocionante, Roma.
 

5 comentarios:

Begoña dijo...

Cerdeña, grande cuna de ....pastores?

Dr.Magenta dijo...

yo alli a las unicas cabras que vi, fue a nosotros....

Anónimo dijo...

Porro Torres. ESPECTACULAR! !!! LO MAS!!!!

Dr.Magenta dijo...

jajajja Porro torres? El porro creo que te lo has fumado tu jajjaa
Ya veo que aun no has superado la vision de las ruinas romanas tras la valla metalica....

Anónimo dijo...

Con lo bonito que es España.