lunes, 12 de julio de 2010

Patrick

Habían transcurrido cerca de dos años desde la publicación de su anterior novela. Miles de lectores estaban ansiosos de tener entre sus manos la nueva obra de Patrick Galleguer, que ante la insistencia y amenazas de su editor, había decidido trasladarse durante unas semanas a un lugar tranquilo, alejado, donde poder escribir sin ningún tipo de presión.
Martín Cooper, su agente, confidente, y amigo, se había encargado personalmente de buscar el sitio adecuado. Una casa de campo de dos plantas, de sobrias formas y adusto carácter, en medio de un frondoso bosque de difícil acceso.
Conduciendo de camino a la casa, Patrick intentaba dar forma mentalmente a un posible argumento que le rondaba la cabeza durante días, y que esperaba pulir inspirado por el aura misteriosa, que según Martín transpiraba aquella estancia.
Llevaba casi cuatro horas al volante por lo que decidió parar en un arcén y estirar un poco las piernas. Después de fumarse un cigarrillo, abrió el maletero en busca de una grabadora que recordaba haber guardado en su bolsa de viaje.
Había empezado a anochecer, soplaba un fuerte viento y Patrick, totalmente entregado a la música que sonaba en su MP4, no reparó en una presencia extraña que antes de que pudiera reaccionar, le había golpeado en la cabeza mientras rebuscaba en el maletero. Lo que Patrick nunca llegó a imaginar, es que acabaría convirtiéndose en el protagonista de una de las terroríficas historias que tanto gustaban a sus lectores.
Cuando abrió los ojos, descubrió horrorizado que se encontraba maniatado en el interior del maletero. Un trozo de cinta aislante cubría su boca impidiéndole pedir auxilio. Patrick intentó mantener la calma pero la situación era cada vez más angustiosa.
El coche seguía en marcha mientras notaba su piernas cada vez mas entumecidas. La herida de la cabeza no dejaba de sangrar, y empezaba a tener problemas para respirar. El olor a gasolina era insoportable pero Patrick no perdía la esperanza, si su secuestrador le mantenía con vida, aun tenia posibilidades de salir de allí. El coche seguía acelerando mientras lejanos ecos de una insistente sirena de policía llegaban al interior de aquel inhóspito maletero.
Poco a poco el sonido de las sirenas se fue alejando hasta desaparecer. Un rotundo frenazo acabó con la cabeza de Patrick golpeando contra la caja de herramientas que guardaba en el porta maletas y que le hizo perder el conocimiento de nuevo.


- Sr. Cooper, siéntese por favor. Soy el Dr. Douglas, Trent Douglas, dijo al tiempo que extendía su mano.
- ¿Es usted familiar de patrick?
- No, en realidad soy su agente, su amigo. Contestó Martín mientras tomaba asiento.
- Verá Sr. Cooper No tengo muy buenas noticias para usted.
- Patrick ha… preguntó el agente temiéndose lo peor.
- No, Patrick no ha fallecido, pero su estado es crítico. Acompáñeme por favor, dijo el doctor.
Martín caminaba ausente tras el medico por los gélidos pasillos del hospital. Entraron en una habitación. Patrick, o lo que parecía ser el, reposaba postrado en la cama, con el cuerpo y la cabeza envuelto en gasas, rodeado de goteros y aparatos a los que estaba conectado. Martín permanecía a escasos dos pasos de la cama, sin poder reaccionar cuando se le acercó el doctor.
- La policía pudo rescatar a Patrick del interior del maletero. Cuando el secuestrador se vio acorralado por la policía, después de una enfebrecida persecución, este huyó, pero antes prendió fuego al vehiculo con Patrick en el interior. Su amigo ha sufrido importantes quemaduras. Me gustaría ser más optimista pero es difícil que salga del estado de coma en el que se encuentra.



He debido de haberme golpeado de nuevo en la cabeza, me duele, me duele mucho… El coche sigue parado, oigo voces. Quizás sea la policía que ha localizado el vehiculo. Oigo voces pero no puedo gritar, ni moverme, no puedo ver….
Sáquenme de aquí….

1 comentario:

Dr.Magenta dijo...

Patrick es el resultado de un ejercicio ke propuse en nuestra tertulia dispersa, tan divertido como absurdo. Setrataba de escribi una historia que incluyese cuatro palabras que te tocaban al azar.
En estecaso: patrick, escribir, casa de campo y adusto.