viernes, 1 de octubre de 2010

EL QuE No LLoRA No MaMA

Decidí celebrar mi improvisada jornada de huelga el pasado miércoles, acudiendo a cenar al Restaurante chino al que voy siempre, y de paso compartir con el Sr.Rancio su escapada lusitana. A modo de fusión, alternamos los platos típicos de la gastronomía oriental, con las oportunas disquisiciones de mi amigo acerca de su viaje. A ritmo de fado, el Rancio expuso entre bolitas de pollo frito y arroz tres delicias, su fascinación por tan limítrofe país. No quiero adelantar nada al respecto, lo hará su protagonista próximamente, dentro de una nueva sección que inauguraremos en breve y que lleva por titulo “Magenteros viajeros”.
Ni que decir tiene que durante la cena, Xen, el dueño del restaurante, no perdió la oportunidad de ponernos al día de su situación financiera, y de la repercusión de la crisis en su sólido negocio. Un insólito soliloquio encabezado por un fantástico titular, que pronunciado por el mismo xen, alcanzaba niveles míticos. “El que no llola no mama” dijo al tiempo que recogia de la mesa la bandeja del pan de gambas. Muchas cenas como esta y temo acabaré convirtiéndome en un consumado broker pensaba mientras Xen nos informaba de sus últimas inversiones bursátiles mientras servidor daba cuenta de las bolitas de pollo frito. Tampoco faltó tiempo para los siempre oportunos y previsibles chascarrillos del Xen que siempre terminan por dar a la noche ese un punto cena-espectáculo, que tanto me gusta.
Lo que no resultó para nada previsible, fue la intervención de dos inoportunos clientes, que parecían sacados del casting de la película “Celda 211”, y que ebrios como cubas, intentaban irse sin pagar del local.. Uno de ellos, con la cabeza rapada y toscamente tatuada, y con una voz que nada tenia que envidar al trastornado de “celda 211”, se tambaleaba con violencia, al tiempo que en un ininteligible balbuceo, intentaba amedrentar al dueño del local. Este, con una tozudez que ignoraba tuviesen los chinos, insistía en reclamar el resto de la deuda. Una deuda de 1,90 euros que se empeñaba en reclamar, y que3 dada la intensidad del momento, estoy convencido, de que cualquiera de los que estábamos allí presentes, hubiéramos estado dispuestos a asumir con tal de perder de vista a tan incómodos personajes. Pero ahí estaba Xen, solo ante el peligro, frente a aquellos dos individuos, manteniendo el tipo.
Un esperado suspiro de alivio resonó en silencio cuando estos abandonaron el restaurante dando bandazos por el pasillo. Tras el café y el consabido chupito invitación de la casa,el rancio y servidor, nos sumergimos de nuevo en lisboetas atmósferas, pero eso ya es otra historia, y mejor que la cuente su protagonista….

3 comentarios:

Julia dijo...

Es que los chinos son muy suyos, a buenas fenomenal, pero si se ponen en guardia... Un día iba yo con mi hijo por el chino de bajo de casa -un bazar- y de repente oigo gritos (en chino, claro), y seguí sin darle más importancia con mis inútiles compras chinas. Entonces el dueño -chino él- me dijo que soltara lo que había cogido, me quedé estupefacta, porque soy cliente habitual, no choriza ocasional. Entonces el chino señala a mi hijo y sin más miramientos le abre la manita al crío, y he aquí que descubrimos en su manita una bombillita de esas que llevan los inútiles juguetes chinos.
Aquel jaleo era por aquel objeto insignificante. A todo esto el niño que se niega a soltar la pieza, y yo le digo al chino que me diga lo que vale, que se lo pago. Y el chino, ya más relajado me suelta "un eulo".
Por supuesto no lo pagué, obligando al niño a soltar la dichosa bombilla del tamaño de un grano de arroz -chino-.
Ahora, cuando entro al bazar, le miro de otra forma, ya no es el chino pacífico en el que antaño me sentía segura.
Saludos de una rollera.

Julia dijo...

¿El Señor Rancio y usted no han probado la delicadeza restaurantil del mundo del Wok?

Dr.Magenta dijo...

si, en una ocasion probamos las escelencias del wok, pero claro echabamos de menos nuestra fluida comunicacion con el pueblo chino.
Los buffette son tan frios....