Mi segunda inmersión en el universo Murakami, ha sido a través de “Tokio Blues” una de sus obras más conocidas y de la que recientemente se ha estrenado su versión cinematográfica en nuestro país. No soy nada bueno reseñando libros, ni comentando películas, imagino que me dejo llevar por el entusiasmo, por mis fobias y por mis filias. Aun así, me apetecía incluir en el blog, una nueva sección dedicada a las reseñas de libros, últimamente leo de forma compulsiva.
Murakami se ha convertido en un agradable descubrimiento que comenzó con “Kafka en la orilla”.
En esta ocasión, “Tokio blues” explora sentimientos mucho más íntimos, centrándose en un personaje protagonista, Toru Watanabe. Un joven universitario en el convulso Tokio de los 60, que se debate entre el amor a Naoko, con la que comparte la perdida de su mejor amigo y antiguo novio de de la joven, y la relación que mantiene con Midori, una joven y resuelta estudiante. Entre la fragilidad e inestabilidad emocional de la primera y la vitalidad de Midori.
Murakami se ha convertido en un agradable descubrimiento que comenzó con “Kafka en la orilla”.
En esta ocasión, “Tokio blues” explora sentimientos mucho más íntimos, centrándose en un personaje protagonista, Toru Watanabe. Un joven universitario en el convulso Tokio de los 60, que se debate entre el amor a Naoko, con la que comparte la perdida de su mejor amigo y antiguo novio de de la joven, y la relación que mantiene con Midori, una joven y resuelta estudiante. Entre la fragilidad e inestabilidad emocional de la primera y la vitalidad de Midori.
Un relato lleno de frescura, de intensidad, de emoción, y sobretodo de tristeza. Una tristeza de la que cuesta desprenderse tras su ágil lectura. Ignoro en que lugar se sitúa este libro en la bibliografía de Murakami, en todo caso me ha costado encontrar similitudes con “Kafka en la orilla” el único libro que había leído de este autor. Lejos de elementos metafísicos, de personales lecturas y de miradas al otro lado del espejo.
En esta ocasión Murakami, y siempre de la mano de su protagonista, nos sumerge en un universo de emociones contenidas, de miradas perdidas, de temores y desequilibrios.
Un universo tan íntimo como personal que el escritor desarrolla con su particular estilo, en el que no faltan las siempre atractivas reseñas a determinados temás musicales, que nos enmarcan la historia a un nivel más generacional.
En resumen, un libro que nos ofrece una visión de un Murakami más intimo, más fresco y sobretodo más humano.
En esta ocasión Murakami, y siempre de la mano de su protagonista, nos sumerge en un universo de emociones contenidas, de miradas perdidas, de temores y desequilibrios.
Un universo tan íntimo como personal que el escritor desarrolla con su particular estilo, en el que no faltan las siempre atractivas reseñas a determinados temás musicales, que nos enmarcan la historia a un nivel más generacional.
En resumen, un libro que nos ofrece una visión de un Murakami más intimo, más fresco y sobretodo más humano.
11 comentarios:
Dr. ese libro me encantó.
un beso
A mi tambien me gusto,pero no vere la pelicula...me huele mal
Un abrazo
La peli no ha tenido muy buena critica, de todas formas me apetece mucho verla, imagino que trasladar ese universo Murakami al cine debe ser complicado....
no he llegado a la mitad del libro y ya he tenido que afrontar tres suicidios!!!
me esta costando, me esta costando...
Blanche.
Tranquilaaaaa lo peor esta por llegar....
otro suicidio? a naoko la veo muy malamente...
Blanche
en cambio, aprecio il sexo funcional que describe Murakami...
Blanche
sexo funcional, se me ocurren muchos adjetivos para mi más interesantes para la palabra sexo.
En todo caso, estoy de acuerod contigo en que en este caso si es funcional, una constante en otras obras de Murakami...
Sumo el suicidio de Hatsumi a los otros tres y la muerte del padre de Midori... diossss, un campo santo...
Blanche.
Si, se puede decir perfectamente que no es un libro que transpira optimismo ni alegria a raudales....
eso se avisa, hombre, con la racha que llevo me falta solo un libro que me de ideas resolutivas...
Blanche.
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