Motivado e “indignado” sin duda por el creciente, y a mi modo de ver excesivo, interés en la figura del Rancio, y preocupado por el protagonismo que tan emblemático personaje esta suscitando en este MI BLOG, he tenido a bien comenzar a actuar de fin de frenar tan inmerecido protagonismo. Un protagonismo al que el doctor magenta esta decidido a poner fin. Me niego a que tres años de inconstante actividad bloguera, acaben eclipsados por una tosca pancarta. Por ello, después de reunirme conmigo mismo en controvertida asamblea, he decido reconvertirme en superhéroe y lanzarme de cabeza al trepidante mundo del show-bussines. MI primer objetivo es conseguir una estrella junto a Almodóvar, Penélope o Bardem en el paseo de la fama de Madrid. No tengo muy claro en calidad de que, pero lo cierto es que quiero, necesito una estrella en el citado paseo. Mi prioridad es convertirme en controvertido tertuliano televisivo, no me importa de que, mi intención es la desmedida ya sea en el ámbito político, del corazón o como jurado de un talent-show. Para ello tengo intención de prepararme a fondo, necesito buena forma física y sobretodo una potente garganta capaz de acallar las voces de una Maria Antonia iglesias o una Lidia Lozano. El primer paso lo tengo muy claro, convertirme en el mejor amigo de Belén Esteban y acabar mis tardes merendando en el plató del “Sálvame”.
No es una tarea fácil, y ante la imposibilidad económica de someterme a una lipoescultura, finalmente he decidido someterme a la férrea disciplina deportiva a fin de conseguir una buena imagen en pantalla susceptible de ser pillado en un robado fotográfico en la playa y convertirme en portada de la revista Interviú.
Ayer sin dudarlo un instante, o casi, me puse manos a la obra y dirigí mis pasos hacia un centro deportivo donde, después de intentar entrar con un sofisticado sistema de acceso que incluía lector digital, banda magnética de tarjeta y de nuevo lector digital, conseguí entrar después de casi 20 interminables minutos en los que se puso una vez mas de manifiesto lo mal que me llevo con las maquinas, y que concluyó cuando desesperado le pegué un grito a la amable señorita de recepción:
- Bonica, me puedes abrir….
Una vez me encontré ya vestido para la ocasión, con camiseta publicitaria incluida, me dirigí a una simpática monitora para que orientase en el complejo mundo de las maquinas de musculatura, un universo que para el doctor magenta es totalmente ajeno ya que mi experiencia en el mundo del gimnasio hasta entonces se limitaba a nadar, pedalear en la bici estática y sobre todo tomar el sol en la terraza del centro deportivo.
Conocedor de mi torpeza en el mundo de la mecánica, la monitora me fue presentando de forma cordial a los distintos aparatos de la sala de musculación, al tiempo que servidor se esforzaba en retener en mi maltrecha memoria tan sofisticada información. Como si de una presentadora de una tele-tienda se tratase, la joven monitora me comenzó a describir las virtudes y propiedades de cada uno de los aparatos con una velocidad que me impedía ni siquiera tomar notas, y yo soy mucho de tomar apuntes, ya no tanto por disciplina académica sino por pura y dura dispersión.
Tras la acelerada clase teórica decidí pasar a la práctica, lanzándome como un loco sobre el primer aparato que encontré vació en tan concurrido gimnasio. Una vez instalado en tan ortopédico sillín, reparé en que no tenia ni idea de lo que tenia que hacer por lo que opté por empezar a tocarlo todo, al tiempo que no dejaba de mirar a un musculado joven que hacia ejercicio en el aparato contiguo e imitarlo, provocando en este cierto recelo por lo descarado de mi actitud.
Después de pasar por todo aparato que encontraba vació y sobre el que me lanzaba en picado ante lo solicitado del mismo, decidí regalarme un placido momento de relax en la piscina de relajación al tiempo que me hacia unos largos bastante cortos en el mas puro estilo Esther Williams en “Escuela de sirenas”, a la espera de que algún despistado paparazzi se hiciera eco de mi performance. Lamentablemente no fue así, tiempo al tiempo. Ya lo decía la profesora de “fama” (cuanta sabiduría concentrada en una misma serie)
La fama cuesta, y aquí es donde vas a aprender a pagar, con sudor….
No es una tarea fácil, y ante la imposibilidad económica de someterme a una lipoescultura, finalmente he decidido someterme a la férrea disciplina deportiva a fin de conseguir una buena imagen en pantalla susceptible de ser pillado en un robado fotográfico en la playa y convertirme en portada de la revista Interviú.
Ayer sin dudarlo un instante, o casi, me puse manos a la obra y dirigí mis pasos hacia un centro deportivo donde, después de intentar entrar con un sofisticado sistema de acceso que incluía lector digital, banda magnética de tarjeta y de nuevo lector digital, conseguí entrar después de casi 20 interminables minutos en los que se puso una vez mas de manifiesto lo mal que me llevo con las maquinas, y que concluyó cuando desesperado le pegué un grito a la amable señorita de recepción:
- Bonica, me puedes abrir….
Una vez me encontré ya vestido para la ocasión, con camiseta publicitaria incluida, me dirigí a una simpática monitora para que orientase en el complejo mundo de las maquinas de musculatura, un universo que para el doctor magenta es totalmente ajeno ya que mi experiencia en el mundo del gimnasio hasta entonces se limitaba a nadar, pedalear en la bici estática y sobre todo tomar el sol en la terraza del centro deportivo.
Conocedor de mi torpeza en el mundo de la mecánica, la monitora me fue presentando de forma cordial a los distintos aparatos de la sala de musculación, al tiempo que servidor se esforzaba en retener en mi maltrecha memoria tan sofisticada información. Como si de una presentadora de una tele-tienda se tratase, la joven monitora me comenzó a describir las virtudes y propiedades de cada uno de los aparatos con una velocidad que me impedía ni siquiera tomar notas, y yo soy mucho de tomar apuntes, ya no tanto por disciplina académica sino por pura y dura dispersión.
Tras la acelerada clase teórica decidí pasar a la práctica, lanzándome como un loco sobre el primer aparato que encontré vació en tan concurrido gimnasio. Una vez instalado en tan ortopédico sillín, reparé en que no tenia ni idea de lo que tenia que hacer por lo que opté por empezar a tocarlo todo, al tiempo que no dejaba de mirar a un musculado joven que hacia ejercicio en el aparato contiguo e imitarlo, provocando en este cierto recelo por lo descarado de mi actitud.
Después de pasar por todo aparato que encontraba vació y sobre el que me lanzaba en picado ante lo solicitado del mismo, decidí regalarme un placido momento de relax en la piscina de relajación al tiempo que me hacia unos largos bastante cortos en el mas puro estilo Esther Williams en “Escuela de sirenas”, a la espera de que algún despistado paparazzi se hiciera eco de mi performance. Lamentablemente no fue así, tiempo al tiempo. Ya lo decía la profesora de “fama” (cuanta sabiduría concentrada en una misma serie)
La fama cuesta, y aquí es donde vas a aprender a pagar, con sudor….
11 comentarios:
El Rancio tiene una pancarta, pero yo tengo un martillo....
Por cierto, y ejerciendo ya de tertuliano, me ha llegado una informacion.
El rancio esta planteandose presentarse al próximo casting de Gran Hermano...
Pero el rancio tiene blog o no? porque estoy deseando leerlo y comentarlo, soy fans incondicional suyo.
El rancio no tiene blog, se comunica por este, en el que yo ejerzo de particvular medium invocandole.....
Le he insistido mucho en que tenga su propio blog pero el rancio tampoco cree en internet....
por cierto belunática, para un comentario que escribes en mi blog y es para elogiar al rancio...y de mi no eres fans?
Estooooooo... y tú quién eres? yo vine aquí sólo por mi devoción al rancio.
¿Como quew quien soy? Soy el doctor Von Magenta, el creador y responsable de haber creado a tan mediatica "criatura"....
Lo típico: la criatura se ha comido enterito a su creador...
El rancio no es nadie sin su creador, sin mis sabios consejos, si por el fuera ya estaria haciendo bolos por discotecas cual ex-concursante de Gran Hermano...
Que le gusta más una cámara que a un tonto un lapiz...
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