EL especialista, no…… no es la de Stallone.
A cinco minutos de la hora fijada para la cita, llegué al ambulatorio, tarjeta en mano y me senté para esperar la llamada a mi cita con el especialista. Después de dos horas de reloj, insisto dos horas, 120 minutos, el especialista se asomó para solicitar mi presencia, con una voz grave y pelin inquisitoria. Cinematográficamente hablando, el especialista, mi especialista tiene una gran presencia escénica, muy teatral, muy de primer plano también, un poco entre Agustín González y Narciso Ibáñez Serrador,
Me senté frente a su mesa mientras el entraba en la consulta al tiempo que me sorprendía gratamente contándome no se que historia del anterior paciente que era árabe y no entendía nada de español. Yo no sabia si aquello que me estaba contando tenia que hacerme gracia o no, me limitaba a un forzado intento de sonrisa que el recogió de buen rollo ante mi desespero.
- Y no se que me estaba diciendo del “Deco dum” o algo así y al final lo que me quería decir es “brazo duele” claro…
Y servidor forzando la sonrisa y al borde de una parálisis facial.
- Es lo que yo le he dicho al chico este, insistía el doctor:
- La próxima vez, ven con un traductor.
- Claro le dije yo , con los ojos en blanco rollo Belén Esteban..
Me sorprendían tanto sus excesos verbales porque es muy parco en sus palabras y más bien secuno. Tras dos preguntas previsibles y un par de recetas me desvió rápidamente a su ayudanta la Srta. Mari Carmen.
- Ya pero.. quería solo preguntarle
Y el , mi especialista con esa sólida presencia de galán maduro en compañía de teatro clásico. Señoritoooooooo, Señoritooooooo. Un poco Fernán Gómez también.
- A la señorita Mari Carmen, me decía mientras me señalaba con la mano hacia la puerta…. Sin cortarse un pelo.
Menos mal que en cinco minutos me recibió la señorita Mari Carmen.
Cuándo mi medico me emplazo a pedir una visita con su ayudante, yo que no la conocía, imaginaba llamándose Señorita Mari Carmen a una mujer entre 45 y 55 años, soltera o separada, con mechas y gafas de pasta.
Nada que ver, mi señorita Mari carmen tiene cerca de los 60 y es muy hippy, muy de mayo del 68, vive rodeada de gatos y perros. Viste con pañuelo palestino al cuello, gafas rollo Gandhi y jersey de cuello vuelto y punto de cruz “No nos moverán”. Pero es fantástica.
La señorita Mari Carmen, aporta toda la humanidad que le falta al medico especialista. Te recibe con un abrazo y un par de besos y durante nuestras charlas que pueden durar perfectamente una hora termina hablando más ella de su vida que yo sobre la mía. Creo que le voy a proponer que el próximo día charlemos bajo una espesa capa de humo , acogidos por la luz que emite una pantalla de televisión que escupe programación matinal y a los sones de una tragaperras. Una café, solo sin leche.
A cinco minutos de la hora fijada para la cita, llegué al ambulatorio, tarjeta en mano y me senté para esperar la llamada a mi cita con el especialista. Después de dos horas de reloj, insisto dos horas, 120 minutos, el especialista se asomó para solicitar mi presencia, con una voz grave y pelin inquisitoria. Cinematográficamente hablando, el especialista, mi especialista tiene una gran presencia escénica, muy teatral, muy de primer plano también, un poco entre Agustín González y Narciso Ibáñez Serrador,
Me senté frente a su mesa mientras el entraba en la consulta al tiempo que me sorprendía gratamente contándome no se que historia del anterior paciente que era árabe y no entendía nada de español. Yo no sabia si aquello que me estaba contando tenia que hacerme gracia o no, me limitaba a un forzado intento de sonrisa que el recogió de buen rollo ante mi desespero.
- Y no se que me estaba diciendo del “Deco dum” o algo así y al final lo que me quería decir es “brazo duele” claro…
Y servidor forzando la sonrisa y al borde de una parálisis facial.
- Es lo que yo le he dicho al chico este, insistía el doctor:
- La próxima vez, ven con un traductor.
- Claro le dije yo , con los ojos en blanco rollo Belén Esteban..
Me sorprendían tanto sus excesos verbales porque es muy parco en sus palabras y más bien secuno. Tras dos preguntas previsibles y un par de recetas me desvió rápidamente a su ayudanta la Srta. Mari Carmen.
- Ya pero.. quería solo preguntarle
Y el , mi especialista con esa sólida presencia de galán maduro en compañía de teatro clásico. Señoritoooooooo, Señoritooooooo. Un poco Fernán Gómez también.
- A la señorita Mari Carmen, me decía mientras me señalaba con la mano hacia la puerta…. Sin cortarse un pelo.
Menos mal que en cinco minutos me recibió la señorita Mari Carmen.
Cuándo mi medico me emplazo a pedir una visita con su ayudante, yo que no la conocía, imaginaba llamándose Señorita Mari Carmen a una mujer entre 45 y 55 años, soltera o separada, con mechas y gafas de pasta.
Nada que ver, mi señorita Mari carmen tiene cerca de los 60 y es muy hippy, muy de mayo del 68, vive rodeada de gatos y perros. Viste con pañuelo palestino al cuello, gafas rollo Gandhi y jersey de cuello vuelto y punto de cruz “No nos moverán”. Pero es fantástica.
La señorita Mari Carmen, aporta toda la humanidad que le falta al medico especialista. Te recibe con un abrazo y un par de besos y durante nuestras charlas que pueden durar perfectamente una hora termina hablando más ella de su vida que yo sobre la mía. Creo que le voy a proponer que el próximo día charlemos bajo una espesa capa de humo , acogidos por la luz que emite una pantalla de televisión que escupe programación matinal y a los sones de una tragaperras. Una café, solo sin leche.
9 comentarios:
vaya con la presion que mete para que escribamos...
yo le leo siempre, juro que le leo...
es obligatorio el comentario o puede valer igualmente un "visto y leido/ cuatro risas", "visto y leido/risa y media" con firma y asin nos censa.
No se agobie Doctor! es que a veces nos deja sin palabras...
Yoko Oño
¡Qué doctorcito más cabronías!
Entonces, para hacerle el par de preguntas, ¿tuviste que volver a pedir cita? Si es así me parece muy fuerte. Menos mal que vino la de arena con la Srta. Mari Carmen.
El doctorcito como dices se las trae, creo que a partir de ahora le voy a llamar EL DR.NO. Bueno realmente cualquier doctor maligno villano de superheroes le encajaria perfectamente. Menos mal que esta la Srta. Mari Carmen.
En cuanto a ti querida Yoko, te percibo ironica y un poco mala leche. Que da mucho bajon quedarse hasta las tantas escribiendo memeces para que naidie lo lea, ea.. De todas formas ya sabes que simepre te he dicho que me gusta coo escribes y me he cansado de invitarte a `participar de la forma que quieras en el blog. Me estoy preparando un arrocito con pollo estupendo, El Dr. Magenta se va a poner morado.
que sensible eres!
mala leche ya no gasto desde hace mucho... lo juro!
Yoko Oño
Más que sensible ahora mismo un poco ñoño (que es una palabra que me encanta) Pero mala leche... ¿Cuando he dicho yo eso, a ver...?
Tiremos de hemeroteca que pa eso esta..ay pues si, lo he dicho...
Lo del anterior paciente tiene su miga porque creo que se apoya en eso de que era árabe para concluir que no lo entendía. Sin ambargo parece que le cuesta entender cualquier otra cosa.
Era una intro para que tú ya desde el principio entendieras que no te iba a entender. Te lo puso a huevo.
Sin embargo tu sonrisa falsa sí la comprendió. Como verdadera. Y de ahí ya demuestra su falta de entendimiento sea en castellano, noruego, muecas o gestos.
La señorita maricarmen no es menos absurda. Del 60 pero del 68. Y ayudante de nadie ya que quien no comprende nunca está donde está. Pero cuando hay entendimiento importa muy poco donde esté uno. Así que la señorita maricarmen debe ser fruto de la alucinación de ese señor que no sabe árabe.
Al final el paciente se acaba convirtiendo en lo que el médico necesita; el enfermo resulta medicamento para el médico y el médico paciencia para el medicamento -llamado paciente- que ha esperado dos horas sentado o
plastificado -que es lo mismo- en un cartón de aluminio o en una cápsula.
Quiero que sigas yendo a esa consulta para ayudar a esa señora falta del entendimiento que ese señor no sabe recibir de sus medicamentos llamados pacientes.
Tengo cita con el paciente, dí a tus amigos cuando vayas a esa señora cuyo médico no la entiende.
kike
La paciencia es l amadre de la ciencia... kpssss
eso es una tiopacada.
Publicar un comentario