EL AMoR dE Mis AMoReS

Hacia mucho que el Doctor Magenta no asistía a un estreno teatral, por lo que cuando recibí una llamada de mi amigo Visentin para invitarme al estreno de “El amor de mis amores”, no pude resistirme, aunque solo fuese por evocar con el nuestros tiempos en la radio en los que cada semana teníamos un par de ellos por lo menos. Además el hecho de tratarse de un musical sobre Rosita Amores, y contar con ella como protagonista, convertía la cita en algo ineludible. Quizás ya no tanto por la obra en si, sino por todo lo que conlleva un estreno de este tipo. La ubicación de las localidades no podía ser mejor, tercera fila y pasillo, justo entre las celebrities locales de la casa del artista, y una pequeña aunque entregada representación de políticos locales del PP, con los que Rosita se deshizo en elogios.
Entre tan variopinto patio de butacas tengo que confesar que me resultaba difícil decantarme entre la visión del espectáculo o la del variopinto aforo.
Ni que decir tiene que puestos a elegir me quedo con el grupo de artistas sexagenarios con los que compartía fila. Ex vedettes con vertiginosos cardados rezumadas perfume “Embrujo de España”, galanes de los 70 con imposibles peluquines, cantantes de copla, bailarinas, etc. Maravillosos representantes del artisteo local, por los que indudablemente guardo un respeto y simpatía que no comparto con los políticos, independientemente de su afiliación política. También es cierto es que el artistil glamour no tiene comparación con el grisáceo abanico de políticos que acudieron al estreno. Además ni siquiera vino Rita….
Lo cierto es que el espectáculo prometía ya fuese arriba o bajo el escenario. Un pianista y un par de actores-cantantes, acompañan a la artista durante la representación de este docu-teatro en el que se repasa la vida y obra de la vedette. Durante los 60 minutos de la misma, asistimos a los primeros pasos de Rosita en el mundo del espectáculo, sus primeros éxitos en el teatro Alcázar y las anécdotas que la han acompañado durante tan prolongada carrera. Es precisamente ahí donde reside el mayor acierto de la función, las divertidas y en ocasiones entrañables aportaciones de Rosita sobre tan dilatada carrera y por supuestos sus canciones consiguen enriquecer un espectáculo en el que la frialdad de su puesta en escena contrasta con tan exuberante protagonista. Lo mejor sin duda la interacción de la artista con el publico, sus siempre divertidas improvisaciones y saludos personales, y sobre todo ese momentazo en el que se atreve a versionear el “Bad romance” de Lady GaGa. Momento épico.
Una buena ocasión para rememorar o descubrir, según el caso, una valencia que no se si poco o mucho tiene que ver con la de ahora, y sobre todo para admirar las dos mamelles más famosas de Valencia.