lunes, 7 de junio de 2010

EL HoMBre AuSEntE

El hombre ausente camina en silencio, siguiendo con la mirada sus pasos perdidos, esos mismos que no le llevan a ninguna parte, los mismos que le traen de la nada.
Pasea su mirada apenas perceptible por los demás, ajeno al resto de peatones, atendiendo solo a estímulos que le alertan de urbanos riesgos.
De camino al trabajo, el hombre ausente envasa su tristeza en botes de silencio envasados al vacío y cerrados a presión y precisión.
Ni maña ni fuerza destapan tan agrio envase.
Una sonrisa, tan solo una sincera y dulce sonrisa es capaz de abrir tan doloroso frasco.
Un ligero click devuelve su esencia al vacío condensada en forma de efímera lágrima.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mira si da pena este relato que nadie escribe ningún comentario. El Rancio.

Dr.Magenta dijo...

Bueno has escrito tu....