Una inoportuna liebre, provocó que su vehículo se saliese de la carretera y acabase empotrado contra un centenario eucalipto que servia de puerta de entrada a aquel espeso paraje. Sin apenas rasguños, y todavía consternado por el golpe, Charlton salió con torpeza del coche y se apoyó extasiado sobre el capó del mismo.
Nervioso, intentó encontrar cobertura suficiente para poder hablar por teléfono, con nulo resultado. Intranquilo miro su reloj de pulsera, llegaba tarde.
Sin pensarlo dos veces, abrió el maletero y cargó las bolsas que había en su interior, para terminar adentrándose en aquel frondoso bosque.
Dejándose llevar por su intuición, reparó en las huellas que habían dejado sus amigos en el suelo, estas le sirvieron de guía por tan confuso camino. Poco a poco la claridad se fue abriendo entre tan espesa vegetación. Sin duda ya estaba cerca.
- Allí están, gritó entusiasmado al asomar su cuerpo en lo alto de una ladera. Inquieto observó el contenido de las bolsas.
- No esta todo perdido, pensó, mientras las primeras notas de un repetitivo tema dance llegaban a sus oídos.
Con la emoción de un niño, comenzó a bajar corriendo por la ladera, al encuentro de sus amigos que colgados de los árboles, disfrutaban de tan esperado botellón.
- Colegas, ha llegado el tío Charlton, gritó al tiempo que dejaba asomar las bolsas repletas de cubos de hielo, mientras exaltados grupos de simios se acercaban con entusiasmo para abrazarlo.
Charlton, ensimismado con la tierna escena no pudo sino respirar profundamente al tiempo que musitaba emocionado:
- Míralos, son tan monos….
Nervioso, intentó encontrar cobertura suficiente para poder hablar por teléfono, con nulo resultado. Intranquilo miro su reloj de pulsera, llegaba tarde.
Sin pensarlo dos veces, abrió el maletero y cargó las bolsas que había en su interior, para terminar adentrándose en aquel frondoso bosque.
Dejándose llevar por su intuición, reparó en las huellas que habían dejado sus amigos en el suelo, estas le sirvieron de guía por tan confuso camino. Poco a poco la claridad se fue abriendo entre tan espesa vegetación. Sin duda ya estaba cerca.
- Allí están, gritó entusiasmado al asomar su cuerpo en lo alto de una ladera. Inquieto observó el contenido de las bolsas.
- No esta todo perdido, pensó, mientras las primeras notas de un repetitivo tema dance llegaban a sus oídos.
Con la emoción de un niño, comenzó a bajar corriendo por la ladera, al encuentro de sus amigos que colgados de los árboles, disfrutaban de tan esperado botellón.
- Colegas, ha llegado el tío Charlton, gritó al tiempo que dejaba asomar las bolsas repletas de cubos de hielo, mientras exaltados grupos de simios se acercaban con entusiasmo para abrazarlo.
Charlton, ensimismado con la tierna escena no pudo sino respirar profundamente al tiempo que musitaba emocionado:
- Míralos, son tan monos….
6 comentarios:
jaja, me ha gustado mucho... manteniendo el simiesco misterio hasta el final, La botellona de los simios
muy bueno, doctor
Charlton nunca fue un buena influencia para nosotros, introdujo las armas, el alcohol, las drogas...
El Simi.
Muy bueno, aunque no creo que a Charlton le hubiese gustado, menudo tío.
Saludos y buena semana
El Burt Lancaster va vestido con trapos arapientos pero los zapatitos que lleva seguro que son de piel además, seguro que son bien caros.
El Rancio.
Perdón he dicho Burt Lancaster y todo el mundo sabe que el planeta de los simios la protagonizó John Travolta. I'm sorry kong.
Definitivamente el 7ºArte nunc fue el fuerte del Rancio... No se si Charlton gustaba de los botellones,,, me temo que le iban mas los tiros...
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