Ya por la tarde y tras un breve aunque necesario descanso, nos dirigimos a la taquilla de entradas de Última hora sin tener demasiado o mejor nada claro la obra de teatro que íbamos a escoger para ver aquella noche. Madrid a esas horas ya estaba intransitable, más si cabe cuando toda la gente que venia de la recién terminada cabalgata de carnaval había finalizado. Ríos de personas inundaban las principales vías de la capital mientras nosotros seguíamos intentando ponernos de acuerdo sobre que ibamos a hacer. Al llegar a la taquilla, pocas opciones nos quedaban a pesar de la amplia oferta teatral madrileña. Con dudas decidimos decantarnos por la versión teatral de Drácula que se esta representando desde hace unas semanas. Raudos emprendimos camino hacia el teatro, perdiéndonos ente mareas de gente disfrazada. Finalmente encontramos el teatro y retiramos las entradas, aprovechando la hora escasa que nos separaba del comienzo de la obra para cenar en un bar cercano entre los silbatos del árbitro del partido que estaban retransmitiendo y los aullidos de los espectadores que se apiñaban junto al aparato de televisión. Una cena que tuvimos que apurar en los últimos minutos poniendo en riesgo el acceso a la sala debido a lo apurado del tiempo del que disponíamos.
Tras la representación, nos encaminamos hacia gran vía, donde cientos de personas transitaban eso si mas animadas que un par de horas antes. En esta ocasión los pitufos, pocoyos y superhéroes de saldo eran sustituidos por chinos con bolsas de plástico vendiendo lastas de cerveza y bocadillos. Nos dejamos arrastrar por la marea y acabamos en chueca donde, tras un exhaustivo recorrido turístico en que nos perdimos como 4 veces, terminamos tomando una copa en el emblemático Bar Madrid donde servidor tuvo a bien disfrutar de un espectacular daikiri que nos sirvió un camarero que era un clon de Joaquín Sabina, eso si, con sombrero Panamá en lugar de chistera.
Tras la representación, nos encaminamos hacia gran vía, donde cientos de personas transitaban eso si mas animadas que un par de horas antes. En esta ocasión los pitufos, pocoyos y superhéroes de saldo eran sustituidos por chinos con bolsas de plástico vendiendo lastas de cerveza y bocadillos. Nos dejamos arrastrar por la marea y acabamos en chueca donde, tras un exhaustivo recorrido turístico en que nos perdimos como 4 veces, terminamos tomando una copa en el emblemático Bar Madrid donde servidor tuvo a bien disfrutar de un espectacular daikiri que nos sirvió un camarero que era un clon de Joaquín Sabina, eso si, con sombrero Panamá en lugar de chistera.
6 comentarios:
Joeeeeeerrrrrrrrrr! Que suerte (buena y mala) tuvimos cuando encontramos aquél restaurante al lado del Marquina. Primero, no les quedaban platos de caliente suficientes. Segundo, el servicio no bien coordinado con la cocina, fue fatal. Tercero, me tuve que tragar un cortado que quemó mi laringe, traquea y cuantos órganos hay entre mis labios y mis pulmones. Cuarto, me pegaste una bronca por culpa de ese líquido ardiente que mi lengua recordará siempre que ufffff Y quinto, un poco más y nos quedamos sin entrar en el teatro. Aunque casi, visto lo visto, hubiese preferido no entrar! Jajaja
Y Chueca. ¡Qué decepción! Tanto que sí Chueca esto, que si Chueca lo otro, que sí Chueca aquello, pal final ná de ná! Hasta en Ibiza en el año ochenta y pocos del siglo pasado había más libertad! Nunca entenderé a la gente que son más papistas que el Papa y luego se automarginan a sí mismos! Que si este local es de jovencitos, que si este de movida cuero, que si este de osos, que si este..... Mare de Deú! Había más grupitos que clases en un instituto! Yo que esperaba más cortejo callejero que es lo que a mí me va, ná de ná! Mucho blablaba, mucho jijijiji, mucho glups, glups, glups, mucho uffffffffffffff pero más castizos que la Cibeles! Menos mal que ví mientras usted disfrutaba de su daikiri, una pareja de gays y una de lesbianas en la puerta de un patio que era afrodísiaco! Menudos morreos, menudas manoseos, menudos.... PIIIIIIPPPPPPP!!!! Que luego me dices que soy un voyeur fustrado! Jajaja
Tienes razon, no tenia que haberte hechado la bronca por tomarte un cortado mientras casi nos cierran las puertas del teatro, deberia habertelo hecho tragar de un sorbo directamente, anda ke menuda pachorra...
Si, en su paseo por Chueca no me cabe la menos duda de que le hiciste honor a ese nombre que te has puesto, Alfred Llanda. Eso si tengo muy claro que suecas en biquini por alli no ibas a encontrar, tampoco tengo muy claro lo que buscabas aunque me lo puedo "de imaginar"
Personalmente mas que "voyeur futrado" yo te veo directamente "Vieja del visillo" que se te iban los ojitos mirando por la ventana del Bar Madrid... anda queeee...
En cuanto a lo de locales especializados, no coincido contigo. Si hay algo que me gusta, de las muchas cosas que me gustan de madird, es precisamente que a diferencia de otras ciudas, en madrid todo esta mezclado y en cualquier local puedes encontrar gente de todo tipo... asi en general
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