Como contaba en el anterior post, fue finalmente Drácula la obra de teatro elegida para ver la noche del sábado. Una decisión no exenta de polémica pues a pesar de haber leído algunas malas críticas sobre esta, me resultaba muy atractivo ver una versión de este clásico del terror por primera vez para mí encima de un escenario.
Recuerdo ya hace algunos años, haber visto en escena “La mujer de negro” también con Gutiérrez Caba y con el director de este “Drácula” Jorge de Juan, en aquella ocasión ejerciendo de actor el resultado fue mucho más que satisfactorio. Una obra que durante años se ha repuesto con éxito y que con tan solo 2 actores conseguían trasmitir muchísima inquietud en el espectador. También es cierto que el tema del vampirismo me resulta personalmente muy atrayente, por lo que sin pensarlo demasiado compramos las entradas y nos encaminamos hacia el teatro Marquina envueltos en una noche fría y carnavalesca.
El resultado fue decepcionante. El texto que adaptaba la poderosa obra de Bram Stoker intentaba sintetizar tanto el argumento original que en ocasiones resultaba confuso, pero no era eso lo peor de esta adaptación. Si bien es cierto que nos encontrábamos ante una obra por todos conocida ya sea a través de la literatura o el cine, lo cierto es que se echaba de menos un mayor riesgo en su adaptación que nos enriqueciera el argumento original. Se echaban en falta escenas más poderosas, imágenes que pudieran suplir la grandeza que el cine nos ofrece en planos cortos y que aquí se podrían haber intentado resolver con una mayor originalidad en su puesta en escena. Una adaptación sin riesgo, una historia que podría haber llegado a un público más joven pero que su excesivo encorsetamiento en su adaptación la convierte en carente de interés. Una buena estenografía y un correcto uso del sonido tan importante en el cine de terror y suspense, termina empobreciéndose con unas actuaciones muy poco atractivas. Emilio Gutiérrez Caba, un excelente actor interpretando a Van Helsing, en ocasiones da la impresión de que anda preguntándose que demonios hace metido en esta obra de teatro, Ramón Langa da vida a un Drácula carente de fuerza, de sensualidad, ni siquiera su poderosa voz consigue darle intensidad a un personaje tan tractivo como el príncipe de las tinieblas. Tampoco el joven actor Martiño Rivas, conocido por ser uno de los protagonistas de la exitosa serie “El internado” sale demasiado airoso con su personaje que deambula por escena sin saber muy bien que hacer con sus manos. Del resto del reparto destacaría a César Sánchez y Mario Zorrilla interpretando al Doctor Seward y a Reinfield respectivamente. Por ultimo las dos mujeres que intervienen en la obra pasean su personaje con un aceptable corrección. Los inquietantes momentos que prometía el programa se limitan a un par de sustos potenciados por el sonido y a las intervenciones del personaje de Rainfield deambulando a oscuras por el patio de butacas lanzando alaridos. Se echaron en falta una mayor sensualidad al tratar un tema tan sugerente, resuelta con apenas un escueto apunto a modo de refregón del vampiro con las dos actrices. Un apasionante relato resuelto casi de manera infantil y con unos efectos especiales que salvo la levitación de la joven Mina en escena, dejaban mucho que desear. Las apariciones del murciélago de peluche volando por el patio de butacas iban acompañadas de las risas del público que casi hubiera valorado más que lo hubiesen lanzado directamente al escenario desde la otra punta de la platea. Un loable intento que muy a pesar de contar con buenos actores, hubiera requerido un mayor riesgo y un mayor presupuesto porque no decirlo pese a contar con Bruce Willis haciendo de conde Drácula, al menos de su voz en castellano.
Recuerdo ya hace algunos años, haber visto en escena “La mujer de negro” también con Gutiérrez Caba y con el director de este “Drácula” Jorge de Juan, en aquella ocasión ejerciendo de actor el resultado fue mucho más que satisfactorio. Una obra que durante años se ha repuesto con éxito y que con tan solo 2 actores conseguían trasmitir muchísima inquietud en el espectador. También es cierto que el tema del vampirismo me resulta personalmente muy atrayente, por lo que sin pensarlo demasiado compramos las entradas y nos encaminamos hacia el teatro Marquina envueltos en una noche fría y carnavalesca.
El resultado fue decepcionante. El texto que adaptaba la poderosa obra de Bram Stoker intentaba sintetizar tanto el argumento original que en ocasiones resultaba confuso, pero no era eso lo peor de esta adaptación. Si bien es cierto que nos encontrábamos ante una obra por todos conocida ya sea a través de la literatura o el cine, lo cierto es que se echaba de menos un mayor riesgo en su adaptación que nos enriqueciera el argumento original. Se echaban en falta escenas más poderosas, imágenes que pudieran suplir la grandeza que el cine nos ofrece en planos cortos y que aquí se podrían haber intentado resolver con una mayor originalidad en su puesta en escena. Una adaptación sin riesgo, una historia que podría haber llegado a un público más joven pero que su excesivo encorsetamiento en su adaptación la convierte en carente de interés. Una buena estenografía y un correcto uso del sonido tan importante en el cine de terror y suspense, termina empobreciéndose con unas actuaciones muy poco atractivas. Emilio Gutiérrez Caba, un excelente actor interpretando a Van Helsing, en ocasiones da la impresión de que anda preguntándose que demonios hace metido en esta obra de teatro, Ramón Langa da vida a un Drácula carente de fuerza, de sensualidad, ni siquiera su poderosa voz consigue darle intensidad a un personaje tan tractivo como el príncipe de las tinieblas. Tampoco el joven actor Martiño Rivas, conocido por ser uno de los protagonistas de la exitosa serie “El internado” sale demasiado airoso con su personaje que deambula por escena sin saber muy bien que hacer con sus manos. Del resto del reparto destacaría a César Sánchez y Mario Zorrilla interpretando al Doctor Seward y a Reinfield respectivamente. Por ultimo las dos mujeres que intervienen en la obra pasean su personaje con un aceptable corrección. Los inquietantes momentos que prometía el programa se limitan a un par de sustos potenciados por el sonido y a las intervenciones del personaje de Rainfield deambulando a oscuras por el patio de butacas lanzando alaridos. Se echaron en falta una mayor sensualidad al tratar un tema tan sugerente, resuelta con apenas un escueto apunto a modo de refregón del vampiro con las dos actrices. Un apasionante relato resuelto casi de manera infantil y con unos efectos especiales que salvo la levitación de la joven Mina en escena, dejaban mucho que desear. Las apariciones del murciélago de peluche volando por el patio de butacas iban acompañadas de las risas del público que casi hubiera valorado más que lo hubiesen lanzado directamente al escenario desde la otra punta de la platea. Un loable intento que muy a pesar de contar con buenos actores, hubiera requerido un mayor riesgo y un mayor presupuesto porque no decirlo pese a contar con Bruce Willis haciendo de conde Drácula, al menos de su voz en castellano.
6 comentarios:
Muy bien esa crítica. Bravo por el esfuerzo, sobre todo, por mantener el tipo durante todo momento de la representación fallera, en el peor sentido de la palabra, que sufrimos en el Teatro Marquina.
Inolvidables las risas del público cuando Ramón Langa, compañero de rodaje con Berlanga, mordía a sus dulces víctimas. Parecía un jabalí gruñendo! (Y mi prudencia me hace abstenerme de explayarme más y, por supuesto, omitir el comentario personal que me hiciste entre dientes, nunca mejor dicho). Y el vampiro de atrezzo no lo encuentras ni en las Fallas de cuarta sección! Jajaja
Pobre Don Emilio Gutiérrez Caba. Este gran actor y el efecto de levitación de Mina lo mejor de la obra. Sin duda alguna. Y claro que ponía cara de "¿Qué hago yo aquí?" Pobre hombre. Lo que tienen que hacer ciertos actores para seguir comiendo. Nunca olvidaré la mirada afilada que le dirigió Conejero cuando Don Emilio definió a Shakespeare como un "caballo pura sangre". Don Manuel Ángel lo atravesó. La tensión llenó el Teatro Español de Madrid, donde la Fundación que éste dirige celebró un congreso a finales de los ochenta. Ah cierto, el actor que hace de loco ex-secuaz de Drácula y, que se te acercó tanto que sentiste su respiración en el cuello, me proporcionó un momento inolvidable! Jajaja
El sr. Llanda aprovecha cualquier descuido para darnos cuenta de sus batallitas jajjaja. Por cierto si en alguna ocasion te replanteas cambiar el pseudonimo de Alfred Llanda, siempre puedes ponerte el de Abuelo Cebolleta jjejjjeje
Sigo defendiendo el tratamiento naturalista del mordisco en escena, al fina y al cabo, y utilizando una expresion molt valensiana, Dracula "mosega" el cuello de sus victimas. Por cierto que ya puestos en situacion servidor se hubiera dejado morder el cuello en el patio de butacas, me tira mucho a mi el rollo vampiro....
Coincido con su admiracion por Emilio Gutierrez Caba, al fin y al "Caba" duarnate muchos años y de hecho sigue ocurriendo son estos grandes actores los que con su buen trabajo convierten en respetable una obra o una pelicula que sin ellos no tendria el mas minimo interes.
El vampiro-pelucha mas que de falla de cuarta, yo lo veo un poco de los teleñecos, para mi el mejor efecto, fue el momento loco corriendo a oscuras por el patio de butacas jajajaaa
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