lunes, 18 de enero de 2016

CociNa dE FusiON



En multitud de ocasiones, he manifestado desde este blog, mi afición, incluso gusto por el mestizaje. Disfruto con la fusión o confusión en algunos casos, de géneros diferentes en una misma película, o de sonidos diferentes en una canción.
Por eso creo que me gusta tanto hacer collage, soy un apasionado del corta y pega aunque este, en ocasiones, derive en el puro artificio.
Algo parecido me pasa en la cocina, me cuesta mucho seguir los pasos de una receta al pie de la letra, y me resulta imposible no añadir a la misma, elementos ajenos.
Muchas veces, la gran mayoría, esta mezcla que rompe con el virtuosismo del plato, surge de manera totalmente improvisada. Básicamente consiste en abrir la nevera y escoger los escasos elementos que por dentro de ella moran, y añadirlos al guiso sin pensar demasiado en las consecuencias. Indudablemente, es un riesgo que hay que correr, de no ser así no hubiera podido crear grandes platos, de los que ahora mismo seria incapaz de escribir la receta.
Os cuento todo esto porque, sin duda, ese desprecio al purismo gastronómico y ese, en ocasiones, atentado al aparato digestivo con el que algunas veces me lanzo a la cocina se repitió la pasada noche, cuando me disponía a calentar un poco de agua para añadir un sobre de sopa china que aliviase las bajas temperaturas en la que nos encontrábamos
Después de meter los fideos chinos que iban en el sobre dentro de agua hirviendo, y añadir el sobrecito de ignorado y sospechoso contenido que da sabor a la sopa, me dispuse a esperar a que la pasta se cociese. Durante la espera, me serví una copa de vino y comencé a cortar de toscas maneras, un trocito de jamón, de la paleta que me auto regalé esta navidades. Un regalo que va por su tercer año y que ya he convertido en una tradición inamovible. No hay cosa que mas me gusté que masacrar una pata de jamón de anárquica manera, cortando con un inapropiado cuchillo de arriesgadas maneras, y aprovechando hasta el último hueso del mismo.
El resultado de corte, fue una trozo de considerable dureza, que velando por mi ya perjudicada dentadura, resolví incorporarlo a la sopa, añadiéndole así sabores serranos al oriental caldo. Y ya finalmente, dejándome llevar por la embriaguez del momento, que no de la copa de vino, recordé que tenia medio bote con garbanzos en la nevara. Sin pensarlo dos veces, aposté por la fusión castellano oriental e incorporé un puñado de estos a la olla.
El resultado , no se... digamos que la palabra que mejor lo define, es “diferente”, los garbanzos, y sobre todo el jamón, le aportan al guiso un toque recio que, a mi modo de ver, enriquece la receta. Eso es asin.


PD. A pesar de haber fotografiado el plato en su momento, he optado por obviar las imágenes que estéticamente no están a la altura del sabor y que por otra parte resulta totalmente prescindible en un blog tan fino como este.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El Arguiñano.
El Dr. Magenta sigue con sus experimentos culinarios.
¿Por qué no se presenta usted a Master Chef?