martes, 12 de enero de 2010

Mi fobia por los muñecos de ventriluco






Os comentaba en post anteriores mi fijación, mi fobia hacia los muñecos que hablan y los ventrílocuos en general. Mucho antes de que apareciese en pantalla “Chuki el muñeco diabólico” hace muchos, muchos años y en una galaxia muy lejana en Valencia, un niño de 6 años escribía a lápiz, para luego repasar en rotulador, la carta para los Reyes Magos. Era una ardua tarea en la que el niño se esforzaba por esmerarse y que hasta en ocasiones ilustraba con algún dibujo. Aquel año, entre otros juguetes, decidió pedir a sus majestades un muñeco que por aquel entonces se anunciaba en televisión y de cuyo nombre como decía el autor “no quiero acordarme”. Habían decidido comercializar el típico muñeco que le metes la mano por la espalda para poder moverle la boca como los que utilizan los ventrílocuos. Tan solo acierto a recordar que era un muñeco de un niño, de un niño muy feo pero un niño, cejijunto y con unos ojos saltones realmente terroríficos. Imagino que a mis padres les costaría mucho aceptar que ese era el regalo que su hijo quería y allí lo tuve esa mañana del 6 de enero, metido dentro de una caja que ansioso me apresuré a destrozar. Y no es que servidor hubiera desarrollado una repentina vocación por el show-bissness, más bien creo que por aquel entonces había pasado a dormir solo en mi habitación y quería compartir cama como hacían mis hermanas con sus peluches y muñecos. Aquella nueva cama de 90 era demasiado grande para mí. Ilusionado me empeñé en que quería dormir con aquel monstruo disfrazado de angelical niño. Mi madre, conocedora de mi preocupante fantasía, intentó convencerme al tiempo que nos arropaba antes de apagar la luz, pero cualquier intento estaba condenado al fracaso imagino que debida a ese proyecto de freak que servidor estaba gestando desde su mas tierna infancia. Lo cierto es que acabé acostándome con aquel engendro. Tenia por entonces la costumbre de dormir de lado, de cara a una ventana. Antes mi madre tuvo la precaución de cerrarle los ojos al histriónico personaje. No me costó mucho coger el sueño, bendita infancia, supongo que debido al nerviosismo y excitación del día de reyes.
Pasadas un par de horas, me desperté en ese estado de semiinconsciencia del que creo aun no me he recuperado y con los ojos aun medio cerrados note como a mi lado mi gata Mari Pili estiraba de las sabanas intentando como en otras ocasiones hacerse su rinconcito entre las sabanas mientras servidor rumiaba despropósitos contra el pobre animalito.
Encendí la lámpara de la mesita de noche sorprendiéndome en el intento mientras buscaba el interruptor con los brillantes y luminosos ojos de mi gata que ejercía de vigilante nocturno en lo alto de la mesilla de noche.
Un nuevo tiron de sabana me sacó del letargo, entonce, si Mari Pili esta aquí.....
Tuvieron que pasar unos segundos para que alcanzase a pronunciar palabra en forma de desgarrado grito al girarme en la cama y encontrar al terrorífico muñeco también girado hacia mi, los mismos segundos que tardó el muñeco en abrir sus ojos de sociopata psicokiller y esbozar una tímida sonrisa. Para cuando quise darme cuenta estaba gritando como una scream-girl de película de serie Z, y tenia a toda mi familia, gata incluida alrededor de mi cama jaleándome.
Esa misma noche, aquel muñeco desapareció de mi cama, de mi casa, y de mi vida.
De la afonía, creo que aun no me he recuperado.

4 comentarios:

Julia dijo...

Conmovedor relato, pobre niño.
Iré pensando en una de mis fobias para participar, me gusta la idea.
Saludos

Dr.Magenta dijo...

me alegra que te guste y espero ansioso vuestras aportaciones...

Dr.Magenta dijo...

eeeehhhhhhhh--¿Hay alguien ahi?

KimFruFe dijo...

UFFF... te entiendo tubo que ser espantosamente herrorifico... yo comparto tu fobia, nunca se por que razon les temo tanto... pero no puedo ver ninguno ni medio segundo...
me he salido de teatros, cambiado de canal rapidamente y cuando no hay mas remedio.. me echo a llorar...
T_T