Ayer por la tarde decidí, aunque no tenia intención de ello, vivir de lleno ese momento “histeria colectiva” ese momento “compras compulsivas”. Aunque tenía intención de ir al supermercado, no fue hasta bien pasadas las 8 de la tarde cuando me acerque hasta un “Consum”. Cuando me quise dar cuenta se me había echado la tarde encima, la culpa de todo no la tuvo el cha, cha, cha… como en la canción de gabinete Caligarí, ni el Bugui como en la de Michael Jackson. El culpable o mejor la culpable de mi retraso fue nada más y nada menos que “La morcilla de cebolla”.
La comida presumía de resultar sana y equilibrada,unhervidito de patata y espinacas. Quizás el segundo plato ya no era tan saludable. Ayer mi madre decidió homenajear a su pueblo natal, Requena, con un estupendo plato de embutido. Viva Requena y viva la morcilla de cebolla, la longaniza y las gueñas, si, si las gueñas que están muy gueñas…
Lo que ignoraba (uno nunca aprende) es que un par de horas mas tarde la morcilla de cebolla me iba a estar repitiendo (literalmente o mejor físicamente) mis palabras.
“Boicot a la morcilla de cebolla” repetía entre arcada y arcada. Me puse malísimo.
Creo que voy a renunciar a la morcilla, que la den… morcilla claro..
Hace unos días podía ver una entrevista del programa La edad de oro a mediados de los 80, en la que Almodóvar confesaba su adicción a la morcilla de cebolla que había sustituido a la cocaína. Eran los 80…..
Pese a lo que diga o dijera (han pasado ya unos añitos) el director, he decidido que a partir de ahora voy a sacar a la morcilla de cebolla de mi vida. Nunca Mais.
Ya cuando los ecos del impertinente embutido dejaban de resonar en mi estomago, me dirigí al supermercado a fin de aprovisionarme de víveres. Quería vivir ese momento saqueo de estanterías que realmente no fue tal. Todos llevamos un comprador compulsivo dentro, algunos incluso dos y situaciones como esta de la huelga de transporte son estupendas para sacarlo a la luz. Lo cierto es que salvo los artículos frescos, todo estaba en orden. Yo que había fantaseado con la idea de pelearme con un par de mujeres embrutecidas por un paquete de macarrones, en plan supervivencia post-apocalíptica, pero nada. Lo peor es que después de todo el rollo hice una compra muy absurda, llevaba una sola idea grabada en mi cabeza. “Alientos básicos, de primera necesidad”. Ya en casa, mientras guardaba lo que había comprado me di cuenta de lo absurdo de mi compra: patatas fritas, Nocilla (colecciono los vasos de Agata Ruiz delaprada), tomate frito, mortadela, rosquilletas al queso, palmeritas de chocolate… lo dicho “alimentos de primera necesidad”
La comida presumía de resultar sana y equilibrada,unhervidito de patata y espinacas. Quizás el segundo plato ya no era tan saludable. Ayer mi madre decidió homenajear a su pueblo natal, Requena, con un estupendo plato de embutido. Viva Requena y viva la morcilla de cebolla, la longaniza y las gueñas, si, si las gueñas que están muy gueñas…
Lo que ignoraba (uno nunca aprende) es que un par de horas mas tarde la morcilla de cebolla me iba a estar repitiendo (literalmente o mejor físicamente) mis palabras.
“Boicot a la morcilla de cebolla” repetía entre arcada y arcada. Me puse malísimo.
Creo que voy a renunciar a la morcilla, que la den… morcilla claro..
Hace unos días podía ver una entrevista del programa La edad de oro a mediados de los 80, en la que Almodóvar confesaba su adicción a la morcilla de cebolla que había sustituido a la cocaína. Eran los 80…..
Pese a lo que diga o dijera (han pasado ya unos añitos) el director, he decidido que a partir de ahora voy a sacar a la morcilla de cebolla de mi vida. Nunca Mais.
Ya cuando los ecos del impertinente embutido dejaban de resonar en mi estomago, me dirigí al supermercado a fin de aprovisionarme de víveres. Quería vivir ese momento saqueo de estanterías que realmente no fue tal. Todos llevamos un comprador compulsivo dentro, algunos incluso dos y situaciones como esta de la huelga de transporte son estupendas para sacarlo a la luz. Lo cierto es que salvo los artículos frescos, todo estaba en orden. Yo que había fantaseado con la idea de pelearme con un par de mujeres embrutecidas por un paquete de macarrones, en plan supervivencia post-apocalíptica, pero nada. Lo peor es que después de todo el rollo hice una compra muy absurda, llevaba una sola idea grabada en mi cabeza. “Alientos básicos, de primera necesidad”. Ya en casa, mientras guardaba lo que había comprado me di cuenta de lo absurdo de mi compra: patatas fritas, Nocilla (colecciono los vasos de Agata Ruiz delaprada), tomate frito, mortadela, rosquilletas al queso, palmeritas de chocolate… lo dicho “alimentos de primera necesidad”
2 comentarios:
creo que si me encerrara en un bunker, tendria donnettes, fabada y un chupa chups....... y un dvd con trailers de peliculas.......
Te olvidas de incluir todas las temporadas de El equipo A, una serie atemporal donde las haiga, esa y "Manos a la obra"
Pasión por los clasicos
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