Hiperrealismo laboral

Hoy he vuelto al trabajo, como el general McArthur, como las secuelas de las grandes películas, como los asesinos en serie de los films de serie B que nunca mueren y que siempre nos reservan un último susto.Como todos ellos, si hoy he vuelto.

He vuelto y casi he devuelto porque definitivamente las reincorporaciones suelen ser odiosas y por mucho que le busque el punto no se lo encuentro al hecho de madrugar, de compartir vagón con 200 adolescentes embrutecidos camino del examen de selectividad y a comer en el trabajo ese menú que tampoco echaba de menos. No tenia bastante con empezar hoy a trabajar que he decidido hacerlo a lo grande, quedándome hasta las 6:30 de la tarde y comiendo en el trabajo. Como añoraba esas patatas fritas que sirven de acompañamiento a absolutamente todo, con ese sabor tan particular, esa textura de poliexpan, tan versátiles ellas. Lo mismo te sirven de acompañamiento a un filete empanado que para tapar grietas en un tabique. Y ese pescado, tan importante para una dieta equilibrada. Da igual que sirvan mero, merluza, sardina o bonito del norte porque todo sabe absolutamente a lo mismo...... a nada.

Como uno es un hombre de riesgo que vive al limite, he decidido premiar a mi ya perjudicado estomago con un café de maquina que ha terminado de poner patas arriba no solo mi sistema nervioso sino también el digestivo. En fin, lo único que espero es que al menos a la vuelta a casa no pille otra aglomeración de "selectivos" adolescentes, y que el trayecto en tranvía no parezca una parodia de "Pasaje a la india".

Curioseando esta tarde en el blog de Buenafuente he encontrado una reseña sobre un joven pintor de Ganada que me ha parecido muy interesante. Juan Francisco Casas es reconocido entre otras cosas por unos fantásticos cuadros hiperralistas que el autor realiza con la única y exclusiva ayuda de un bolígrafo BIC. Que envidia, sana no, artística.....