lunes, 4 de agosto de 2008

psico-killer telefónica


La semana pasada viví un momento “Atracción fatal” con telefonista psico-killer ejerciendo de Gleen Cloose del gas natural. Todos hemos sufrido en una o varias ocasiones ese acoso telefónico al que cada día me temo estamos más aconstumbrados.
La conversación comienza de muy buen rollito y mucho peloteo para inmediatamente convertirse en un monologo de la susodicha, un monologo incomprensible al menos para mi en el que la única palabra que conseguía entender era “Obvio”.
SI bien es cierto que conseguí introducir unas palabras en el atacado monologo de la eficiente muchacha y hacerle entender que lo mismo me da que me da lo mismo ese maravilloso descuento del 3% que me hacían en la factura de gas natural, básicamente porque en un par de meses cambio de residencia. Ella, la Glen Cloose del tele marketing insistía en hacérmelo, para entonces yo ya me había dado cuenta que por supuesto el descuento no era tal y que por mucho que ella insistía en que era gratuito, antes tenia que hacer con ellos un bonito contrato de mantenimiento.
Vale pues ya si acaso otro día le llamo insistía yo cuando a punto estaba de perder mi metro por la insistencia de la joven. Y ella venga de recitarme las excelencias del puñetero descuento.
Conseguí colgar a duras penas aun con el temor de volver a recibir la temida llamada. Gleen no se iba a contener y seguro que mañana seguiría insistiendo. NO me equivocaba, al día siguiente y a partir de las 10 de la mañana comenzó su atroz acoso, y servidor sin cogerle el teléfono. Claro que cuando recibes 7 llamadas en un día y ves que la tenacidad de la teleoperadora no tiene limites, uno tiene que empezar a plantearse coger el teléfono. Y así lo hice decidido esta vez a zanjar el tema de una vez.
Cuando conseguí que entendiera que no le iba a facilitar mis datos y que no me interesaba su maravillosa oferta, entonces atacó con la intención de que le facilitará el teléfono del propietario del piso en el que vivo para hacerle a el la oferta a lo que le respondí que no se lo iba a dar, que no solía facilitar teléfonos sin su autorización a lo que la aprendiza de psico-killer respondía indignadísima y empezó a soltarme otro rollo que ya no fui capaz de escuchar al tiempo que la despedía homenajeando a Jesús Vázquez en Operación Triunfo con un:
“Que te den Risto Mejide” (y le colgué)

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