martes, 6 de abril de 2010

La pasión Magenta

Después de unos días de vacaciones, el Dr.Magenta retoma su actividad bloguera. Mi intención era ilustrar este primer post a modo de cuaderno de bitácora en el que contar mis aventuras y desventuras durante estos festivos días. Debido, entre otros motivos, a mi precaria economía, mi semana santa ha transcurrido dentro de los límites urbanos en los que me muevo a diario, siendo el Cabañal el destino más lejano al que me he desplazado. Son muchos los adjetivos que se me ocurren para describir mi semana santa, desde luego “santa” no estaría entre ellos, tampoco exótica, ni excitante, ni siquiera emocionante. Han sido mas bien unos días de abandono, de relax, de dejadez y falta de motivación y sueño, de excesos y de carencias, de tristeza y de soledad.
Y es que no es fácil no caer rendido victima de esa apariencia casi fantasma que se respira en una ciudad abandonada por sus habitantes que durante estos días tienen a bien salir de ella en religiosa peregrinación automovilística hacia destinos saturados de ciudadanos ansiosos de sol y fiesta.
Una vez asumido mi nulo destino vacacional decidí relajarme y aprovechar para hacer todas esas tareas que tenia pendientes de hacer y que a día de hoy siguen pendientes de realizar. Definitivamente la santidad de estos días hizo mella en mi y como si de santa teresa de Jesús se tratase acabé sucumbiendo a tareas menos materiales y si mucho mas espirituales. La facilidad que tiene el ser humano para no hacer nada y además, añadiría yo, no aburrirse. Ni que decir tiene que el zapping es un maravilloso ejercicio de ociosidad, y durante estos días en los que las cadenas alternan títulos clásicos del cine religioso con adaptaciones televisivas de los mismos, al final de la jornada, uno tiene la sensación de haber visto una película eterna que se ha prolongado a lo largo de todo el día.
Estos días también me han servido para reencontrarme con viejos amigos a los que debido al vertiginoso devaneo cotidiano no tengo muchas oportunidades de ver. Náufragos vacacionales como yo, que aprovechando las circunstancias tenemos a bien reunirnos a la sombra de una jarra de cerveza para a modo de cáliz celebrar nuestra “ultima cena”. Era inevitable por otra parte, una casi fugar pero siempre gratificante visita a la semana santa marinera del cabañal de la que soy verdadero fans. En esta ocasión disfrute de la compañía de mi amiga Angela que en su papel de lugareña, me escoltó en una fría noche de viernes santo. Angela, metida de lleno en su papel de cicerone, me ilustró acerca de las diferentes cofradías y pasos de semana santa, prestando especial atención al tema “clavariesas” y más en concreto a sus excesivos estilismos de los que nos declaramos absolutos fans. A punto estuvo mi acompañante embriagada por la emoción del momento, de arrancarse con una improvisada saeta fruto de la fe y sobre todo de los martinis marca Romanoni que nos habíamos bebido en su casa. Y es que no es por disculpar mi comportamiento pero, ¿Quién no habría sucumbido a los encantos del cocktail con una bebida de tan noble marca? Romanoni suena a nombre de conde prusiano o mejor aun al apellido artístico de una actriz italiana de películas de romanos de serie B.
Seguimos la procesión hasta el final, una vez en la plaza frente a la iglesia donde iba a ser guardado el paso con el féretro que tenia dentro la imagen del Cristo yaciente. Una vez allí y en medio de un sepulcral (nunca mejor dicho) silencio, el cuerpo de cristo desapareció en un momento muy Las vegas, muy David Coperffield que tanto a Angela como a servidor nos dejó fascinados. Quizás le faltó al asunto un poco mas de estenografía, así a pelo quedaba muy pobre pero en todo caso efectivo y siempre sorprendente.
Así entre pasos de semana santa, películas religiosas, cervezas en grata compañía y Romanoni, he pasado estos días de semana santa. Otro año mas en el que no podré añadir fotografías de recuerdo en mi álbum de fotos, aunque que más da, siempre nos quedará el Cabañal…..

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Os voy a contar la verdad del Doctor Magenta. Se ha quedado en Valencia porqué le ha dado la gana. Yo le había planeado un viaje a Gran Canaria a un precio irrisorio. 5 noches de apart-hotel, con desayuno incluido y vuelo desde Valencia (ida y vuelta) todo por 170 euros. Pero al final el Dr. Magenta que se queja de haberse quedado en Valencia mientras que todos los demás se iban de viaje, no quisó ir a Gran Canaria. Así que aunque quiera dar pena diciendo que se quedó solo y no se fue a ningún sitio es mentira pues se quedó en casa porqué él quiso.
Respecto de la marca del martini, os puedo asegurar que el Dr. Magenta ha probado otras marcas de martini mucho peores. Preguntadle por una marca de Martini cuya etiqueta e incluso la botella era idéntica al Martini. La única diferencia es que si te fijabas bien en la marca de la botella en ésta ponía MARITRINI. Era un Martini que sabía a vinagre.

Dr.Magenta dijo...

Vayamos por partes:
En primer lugar si he bebido otras marcas de martini, recuerdo perfectamente las botellas de MariTrini QUe JUNTOS nos hemos BEBIdo...y cierto sabia a vinagre aunque no creo que por aquel entonces eso nos importase demasiado Sr.Rancio.
En cuanto a lo del viaje a canarias, mucho me extraña que finalmente fuese ese el precio del viaje, 170 leuros? Vamos ni que fueramos ingleses con pulserita de ALL FREE...

Anónimo dijo...

Cuando me vaya este invierno por ese precio ya veras como se disipan tus dudas. Creo que voy a pasar mi cumpleaños en Gran Canaria.

Julia dijo...

Haya paz hermanos.
Yo he estado en el pueblo, el nombre no importa, con decir en el pueblo ya me entienden.
Un supuesto bucólico lugar en el que la casa huele a humo de la dichosa chimenea y no se ve un alma por la calle.
Y es que a mi ese tipo de relax pueblerino no me va. Cuatro días sin ducharme por riesgo a quedar congelada. Paseé como las locas por la vereda, no por hacer ejercicio, que yo no soy de esas, sino buscando un lugar alto por el que arrojarme al vacío y acabar con todo aquello. Como no hay ni un solo edificio de más de una planta en el término, decidí acabar con todo ingiriendo rollos fritos, chorizos fritos, bacalao frito con tomate, oreja, crestas, riñones y demás bísceras animales fritas también... conseguí un dolor de estómago que aún me dura.
Vi una procesión por la noche, con un centenar de mujeres muy emperifolladas y en silencio, pero muy emperifolladas, así que me comí un paquete de pipas en la plaza y me fui a uno de esos parques en los que hay aparatos para que hagan ejercicio los mayores del lugar... y di vueltas con el brazo a una ruedecita, ya digo, como las locas.
En verano seguramente volveré.
Saludos

Dr.Magenta dijo...

Que bonitas las vacaciones en la "campiña".... frio, procesiones, clavariesas, fritangas varias y mucho tocino...Coincido contigo en que a mi tanta tranquilidad me extresa...
Ya puestos y siguiendo esa bonita máxima de "Si no puedes con tu enemigo, unete a el" tambien podrias haberte colocado una teja y una mantilla y haberte puesto a dar vueltas en las procesiones detras del santo como una loca... menos mal que al final tuviste ese momento spa con las maquinitas de hacer ejerciicio.... bienvenida al caos...

Julia dijo...

Pues si, es buena idea, yo creo que no me se integrar en ninguna tradición. No me confirmé, no he sido fallera, ni clavariesa, ni mora, ni cristiana, ni festera, no voy a las reuniones de escalera, no tengo pandilla de toda la vida, no soy del APA del colegio, no me junto con las super mamás en el parque, no tengo casa en el pueblo... Jo, lo estoy leyendo y me doy mucha pena.
Otro rato sigo, que me he puesto fatal.

Dr.Magenta dijo...

Bueno Julia, yo tampoco he sido muy de apuntarme a grupos, voy un poco por libre si bien es cierto que de todas las cosas que comentas hay una que me haria especial ilusion.... ser clavariesa.Ayer sin ir mas lejor pude verlas desfilando en la procesion de san vicente, con sus tejas, sus mantillas su aplomo y elegancia..ayyy yo quiero ser clavariesa...