martes, 13 de abril de 2010

Peluqueros


Nunca me gustó ir a la peluquería, ya de niño sentarme en sus ortopédicos sillones conseguir trasladarme a la edad media reviviendo inquisitoriales torturas, para servidor peluquero era sinónimo de Torquemada.
Más tarde cuando aún ni rozaba la adolescencia, dejarme el pelo largo se convirtió en un símbolo de rebeldía. Aquello no duró mucho, llegarón los 80 y cualquier reminiscencia de los 70 olía a rancio, se imponía un cambio radical. Aquellas greñas desaparecierón para dar paso a un corte d pelo a maquinilla al ritmo de “Siniestro total”. Todavía recuerdo mis controvertidos primeros cortes de pelo al 1. Contundentes cambios de imagen regados con fijador o zumo de limón. Así de un tijeretazo, nunca mejor dicho, pasé de rebelde sin causa a rebelde sin pelo y pionero del movimiento punk en el barrio. No tardé demasiado en encontrar la parte práctica de tan contundente tijeretada. Aquel excesivo corte espaciaba más mis visitas a la peluquería que resultaba muy de agradecer. Por otra parte, así peinado de esta guisa no era necesario cuidar mi peinado, bastaba con pasar la mano por encima de la cabeza para estar peinado.
Con el paso de los años se fue asentando sobre mi cráneo el radical corte, corte en estado puro, sin zumo de limón, sin fijador y sin banda sonora. Cada vez resultaban mas espaciadas mis visitas al salón de peluquería, ya no tenia que fingir que me interesaba el fútbol cuando el peluquero en un afán por confraternizar con el cliente me ponía al tanto de goles y resultados que a mi personalmente no me interesaban lo más mínimo a los que ni siquiera podía responder ya que mi cultura deportiva no superaría el muy deficiente. También tuve un par de intentos en una academia de peluquería, pensé que quizás teniendo como interlocutor a una persona más joven, las conversaciones me resultarían más cercanas y sobre todo más interesantes. Aquello no funcionó ya que servidor temeroso de la inseguridad del alumno peluquero estaba más pendiente de la temblorosa mano de este que de la charla que nunca se producía. Durante años fueron muchas las peluquerías que visite en busca de un corte de pelo rápido, silencioso o en su defecto minimamente interesante, Después de buscar y rebuscar, encontré la solución mas cerca de lo que esperaba, volví a mi viejo barrio y para entonces allí estaba el, el peluquero cinéfilo…….

6 comentarios:

biba dijo...

Despues de mi experiancia tragica en la peluqueria china he aprendido a cortarme el pelo yo sola con un tutorial del youtube...

Dr.Magenta dijo...

Y no te pusieron mechas, lo que les gusta una mecha a los chinos....

Julia dijo...

Tienes que contar más sobre el peluquero cinéfilo, me he quedado como a medias con tu relato, me ha encantado.
No sé por qué, pero siempre te he imaginado calvo... Ah, es por la foto de seguidor que pones.
Por cierto, yo no he visto muchas chinas con mechas, vamos, ninguna.

Dr.Magenta dijo...

Hay una segunda parte de la historia "El peluquero cinéfilo" es como la minisieria de la duquesa de alba que acabo de ver, elprimer capitulo.
No estoy calvo pero estoy en ello desde el 79.
Seguro que las chinas no llevan mechas? que raro....

Anónimo dijo...

PORQUE YO LO VALGO.
Vamos yo si que entiendo de pelo bonito y ciudado. Fíjese en la cabellera que tengo yo tan abundante y brillante. Mi secreto: Hay que nutrir el cuero cabelludo con algún producto como por ejemplo la vaselina líquida, ya verás que cuerpo toma el pelo, 10 minutos después un buen lavado y si no eres muy fino te lo aclaras con agua y vinagre. Veras que brillo aunque luego olerás a ensalada pero todo no se puede tener en esta vida.

Dr.Magenta dijo...

Creo que el Sr.Rancio deberia tener su propia seccion de belleza en este blog. Su receta para mantener un cabello nutrido y brillante me parece estupenda, muy de dieta mediterranea, su vinagre, su aceite y porque no unas aceitunas y un tomate a pedacitos... servidor es muy fiel al sunsilk....