Durante mis breves vacaciones de agosto, tuve a bien disfrutar de unos familiares días en la playa de Vinaroz. Un año más quiso el azar que después de darle vueltas durante todo el mes eligiendo el destino de tan esperados días, servidor terminase recalando en tan bonita y acogedora villa marinera.
Cinco días de playa, sol, fantástica compañía y agua, mucho agua. Pisciniles ansias cubiertas a escasos 3 metros de la casa donde nos alojábamos, y horas de sol a la sombra de un factor de protección 50 que ni con esas, como un conguito he vuelto al trabajo.
Si hay algo que me sorprende cada año es la facilidad que servidor tiene para desconectar y olvidarse del trabajo en cuanto pone los pies a la salida de este. Con esa misma facilidad me adapté a mis bucólicos días de costa y mar y a su entorno, una fantástica casita con piscina de la que dimos buena cuenta durante el día e incluso la noche.
Del bar donde desayunaba cada día en ese absurdo y matinal ritual del que disfruto tanto, a pesar de contar con un buen surtido de bollería, y del supermercado vicentica que alternaba productos de la tierra con una reducida aunque selecta muestra de productos de la gastronomía alemana.
No me costó nada crear una nueva rutina diaria basada en el puro disfrute y el exceso. Un agradable desayuno servia de preámbulo al nuevo día que comenzaba visitando la cala barbiguera, una agreste playa de piedras que a servidor casi le cuesta un esguince de tobillo pero que sin embargo me permitía disfrutar de unas maravillosas vistas y de una tranquilidad bastante inusual en una playa de valencia. Allí tirado a modo de faquir sobre aquellas piedras tenia la sensación de que no pasaba el tiempo, un estado de relajación en ocasiones natural y otras inducido absolutamente maravilloso. Eso si, es importante recordar que a la hora de bañarse en el mar conviene sacar el paquete de tabaco y el mechero del bolsillo del bañador, os aseguro que por mucho que se sequen los cigarrillos estos no saben igual. Para entonces ya me había cargado un fantástico reloj de pulsera que me había comprado en los chinos y del que también me había olvidado a la hora de entrar en el agua.
Siempre me ha inquietado mucho bañarme en el mar, el más ligero roce de algo por mi cuerpo sumergido provoca en servidor un estado de pánico ciertamente deplorable. Hubiera jurado que aquella bolsa de plástico era una letal medusa, además yo no tengo la culpa de que aquella señora alemana se cruzara en mi camino y acabáramos los dos cayendo en la orilla.
El resto de mis rutinarias vacaciones se repartían entre horas de sol y agua en la piscina y horas de sueño, tremendas siestas que sin ningún tipo de complejo ni sentimiento de culpabilidad podían extenderse durante las horas mas calidas de la tarde, pero esa es ya otra historia….. que contaré mañana.
Cinco días de playa, sol, fantástica compañía y agua, mucho agua. Pisciniles ansias cubiertas a escasos 3 metros de la casa donde nos alojábamos, y horas de sol a la sombra de un factor de protección 50 que ni con esas, como un conguito he vuelto al trabajo.
Si hay algo que me sorprende cada año es la facilidad que servidor tiene para desconectar y olvidarse del trabajo en cuanto pone los pies a la salida de este. Con esa misma facilidad me adapté a mis bucólicos días de costa y mar y a su entorno, una fantástica casita con piscina de la que dimos buena cuenta durante el día e incluso la noche.
Del bar donde desayunaba cada día en ese absurdo y matinal ritual del que disfruto tanto, a pesar de contar con un buen surtido de bollería, y del supermercado vicentica que alternaba productos de la tierra con una reducida aunque selecta muestra de productos de la gastronomía alemana.
No me costó nada crear una nueva rutina diaria basada en el puro disfrute y el exceso. Un agradable desayuno servia de preámbulo al nuevo día que comenzaba visitando la cala barbiguera, una agreste playa de piedras que a servidor casi le cuesta un esguince de tobillo pero que sin embargo me permitía disfrutar de unas maravillosas vistas y de una tranquilidad bastante inusual en una playa de valencia. Allí tirado a modo de faquir sobre aquellas piedras tenia la sensación de que no pasaba el tiempo, un estado de relajación en ocasiones natural y otras inducido absolutamente maravilloso. Eso si, es importante recordar que a la hora de bañarse en el mar conviene sacar el paquete de tabaco y el mechero del bolsillo del bañador, os aseguro que por mucho que se sequen los cigarrillos estos no saben igual. Para entonces ya me había cargado un fantástico reloj de pulsera que me había comprado en los chinos y del que también me había olvidado a la hora de entrar en el agua.
Siempre me ha inquietado mucho bañarme en el mar, el más ligero roce de algo por mi cuerpo sumergido provoca en servidor un estado de pánico ciertamente deplorable. Hubiera jurado que aquella bolsa de plástico era una letal medusa, además yo no tengo la culpa de que aquella señora alemana se cruzara en mi camino y acabáramos los dos cayendo en la orilla.
El resto de mis rutinarias vacaciones se repartían entre horas de sol y agua en la piscina y horas de sueño, tremendas siestas que sin ningún tipo de complejo ni sentimiento de culpabilidad podían extenderse durante las horas mas calidas de la tarde, pero esa es ya otra historia….. que contaré mañana.
13 comentarios:
Me encanta! Quiero mássssss!!!!
jajajjaa...mañana más
Pues menudas vacaciones. Yo me voy de cruceros por las Canarias. Eso si que son unas vacaciones como Dios manda y no las del Dr. Magenta.
Llamar crucero a media hora subido en un ferry me parace quizas excesivo señor rancio.
Por otra parte mi estancia en vinaroz no son exactamente mis vacaciones que serán en las proximas semanas. No voy a desvelar el destino por no versme acosado por los paparazzi como belen esteban...
A nuestra redacción han llegado rumores muy ciertos de cual es el verdadero destino de las vacaciones del Dr. Magenta. Caza-exlusivas mundiales, entre ellos uno que recordamos con una pancarta meidinjom en una las manifestaciones del movimiento 15M, han intentado averiguar, incluso colocándonos los más avanzados sistemas de espionaje en nuestros recovecos más secretos, el próximo paradero vacacional del famoso, irrepetible (como todo hijo de vecino) e inigualable Dr. Magenta, pero las lenguas enrique-y-anas nos han asegurado q nos vamos a hacer ricos cuando publiquemos esta exclusiva. Así que sintiéndolo mucho, todos los lectores de este blog tendrán que esperar. No se preocupen que está al caer.
Aún así, vamos a ser dadivosos con nuestros más fieles blogueros y vamos a darles una pista para que vayan comenzando a segregar bilis cardiaca: Las vacaciones magentianas estarán llenas de bocados que pasarán a la historia del cine. NO! ¿Cómo pueden pensar en lo único? NO! No nos referimos a aquellos del tipo escandaloso e impúdico protagonizados ultimamente por Tonio Canales, Puertos y Caminos en una playa catalana abierta al público en general.
Hay que advertir que hemos sido testigos obligados de las imágenes sin censurar de los susodichos y no saben ustedes lo solidarios que nuestros compañeros paparazzi han sido con su salud. Y es que ya se sabe: A partir de los 40....
Una vez más, con todo gusto, les informó:
S.S.S. (Su Seguro Servidor)
Julián MeAnimas.
Si me permite un simple comentario Dr. Magenta, la playa donde usted gozó tanto, no se encuentra en Valencia sino en Castellón. Ese desliz sin duda no es propio de una persona de su categoría, rango, cultura y nivel económico. A no ser claro que se halle todavía inmerso en ese estado de relajación, inducido o no. Con todo mi corazón y admiración le sugiero que lo abandone a la mayor brevedad posible puesto que ya lleva varios días haciendo como si trabajara y no querrá que sus compañeros, asalariados y clientes se lo noten. ¿No es cierto? De nada Dr. Magenta. Siempre a Su Servicio.
Si me permite un simple comentario Dr. Magenta, la playa donde usted gozó tanto, no se encuentra en Valencia sino en Castellón. Ese desliz sin duda no es propio de una persona de su categoría, rango, cultura y nivel económico. A no ser claro que se halle todavía inmerso en ese estado de relajación, inducido o no. Con todo mi corazón y admiración le sugiero que lo abandone a la mayor brevedad posible puesto que ya lleva varios días haciendo como si trabajara y no querrá que sus compañeros, asalariados y clientes se lo noten. ¿No es cierto? De nada Dr. Magenta. Siempre a Su Servicio.
Estoy abrumado con tanto revuelo mediatico alrededor de mi persona. De entrada señor MeAnimas comentarle que dudo que sepa usted el destino d emis vacaciones, mas que nada porque ese dato no lo tengo ni yo que todavia ando en esa delgada linea en la que me muevo lamentablemente tan a menudo que es la duda....
Cierto es que sus pistas van por buen camino, en ese destino hay playa, aunque yo mas ke de playa hablaria de mar, hay buenos bocados y tambien hay cine, mucho cine....
Por cierto aunque ponga Tertulia dispersa, soy yo el doctor magenta, cosas de mi bipolaridad, ya sabeis...
Señor MeAnimas, que obsesion tiene usted con el affair Canales en la playa de sitges, que sepa usted que servidor en la orillita de la playa lo unico que hace es tomar el sol y hacer castillitos de arena.... que le gusta a el regocijarse con la escena....
Doris, nos conocemos? No entiendo a que viene esa acotacion geografica. Acaso en mi texto incumbo en tan basico error, si es asi lo siento aunque tan simple detalle me puede llegar a dar una idea de quien se esconde tras tan empblematico pseudónimo...
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