Hacia días que quería ir a cortarme el pelo pero nunca encontraba el momento, me aburre esperara hojeando revistas de sospechosa caducidad sino en el peor de los casos tener que asistir a debates radiofónicos imposibles sobre la jornada liguera o canciones dedicadas en la radio. No soy demasiado exigente con mi corte de pelo, seria un poco patético serlo, con lo que no tengo demasiados problemas a la h0ra de decidir donde me corto el pelo, básicamente la opción suele ser el resultado de varias causalidades que provoquen que pase por la puerta de la peluquería en el justo momento en el que no hay ningún cliente, con lo que aparte de ser atendido inmediatamente le fastidio el cigarrito al peluquero.
En esas estaba la otra tarde cuando fui a pintar al taller y me llamó poderosamente la atención el hecho de que en la academia de peluquería de al lado no hubiese como es habitual una cumbre de caballeros haciendo turno para que se les cortase el pelo.
La Academia de peluquería “La moderna” (como pude cortarme el pelo en un sitio que se llama asin?) funciona como peluquería de señoras por la mañana y tarde y a partir de las 20:30 es academia de peluquería para caballeros.
No estaba yo demasiado inspirado para darle a al lienzo por lo que me acerque a un joven que había en la puerta y le pregunte si había alguien mas haciendo cola,.
Bien pensé.. Solo tengo a una persona delante…
El caso es que me quedé a la vera del muchacho dando la vez a los que venían después hasta que llegó el encargado y entramos todos dentro del local. Era mi primera vez y claro de entrada una vez en el salón me di cuenta de que había estado haciendo el idiota y que todos los que habíamos entrado excepto servidor eran trabajadores de la academia, y yo dando la vez como un poseso…
Claro que allí todo era un poco raro, de entrada lo primero que hice fue pagar, esperé un par de minutos sentado en un sofá de scay que combinaba perfectamente con el ambiente del salón, muy neutro, muy minimalista diría yo a la par que sesentón, con grandes espejos, sillones de piel negra y ausencia absoluta del mas mínimo rasgo sexista ya sea de una parte u otra. Ningún punto de feminidad ni de masculinidad.
Observé con sorpresa y cierta inquietud como algunos alumnos practicaban el corte de pelo con unos cabezas de maniquíes muy siniestras. Afortunadamente el ambiente sonoro no marcaba el punto terrorífico de la situación porque el encargado que tenia pinta de ser admirador de Camilo Sesto, había encendido la radio a un estimable volumen y asin mientras retransmitían a grito pelado un partido de fútbol, se me acercó un joven con pinta de ser su tercer o cuarto día en la academia y me invito a que le siguiera hasta los lava cabezas donde deje colgando mi cuello cual San Juan bautista. No se puede decir que fuera un momento agradable, no se si fue el escupitajo de agua hirviendo que poco más y me provoca quemaduras de tercer grado en la frente, o el relajante masaje envuelto en agua helada que me llegó después. Me sabía mal quejarme porque al muchacho se le veía un poco perdido pero a punto estuve de gritarle algo asin como:
Si, lo confieso todo, fui yo quien disparé a Kennedy..
Ya frente al espejo y después de una bonita sesión de sube y baja con el sillón el aprendiz de peluquero comenzó a pasar la maquinilla por mi sedoso cabello.
Aunque le insistí en que siguiera utilizando la maquinilla para todo el corte, el joven se empeño en cortarme la parte superior de la cabeza a tijera y aquello fue eterno, largísimo. Cortaba con inseguridad y sus manos trabajaban con un punto parkinson melody que comenzó a asustarme cuando se puso a cortar con la navaja alrededor de mis orejas y servidor para acabar de hacerlo mas complicado se dejo llevar apoteósicamente por un inoportuno ataque de tos. Aquello parecía una película de los hermanos Cohen, si quizás si no hubiera estado encendida la radio.
Llevaba ya casi ceca de una hora y el muchacho seguía tijera en mano cortando pelitos, y yo conteniendo la respiración para no toser que poco más y acabo rollo el increíble Hule todo verde e hinchado y con cara de mala ostia.
- Le hago la raya a un lado me pregunto el muchacho…
Que raya, pero que raya.. pero no te he dicho que yo lo que quería es un corte de pelo asin un poco La teniente O´neill pero con la maquina al dos para asin no tener ni que peinarme. Ea,pues nada el muchacho no se si para que el encargado fans de camilo sesto le pusiera nota o que se empeño en en hacerme el corte superior a tijera que me dejo la cabeza como un botijo, rapado por los lados y con una especie de cresta en la cabeza para mi edad mas que inoportuna. Vaya que si me ponen dos asan a los lados talmente un botijo.
Esto me pasa por cortarme el pelo en una academia, pensé mientras me despedía del joven peluquero abriendo la puerta de la calle de botijil manera.
4 comentarios:
joer lo ke me he reido !!! jajajajaja , pero te has pasado la mákina en casa ? o sigues en plan botijo ?..yo maté a Kennedy dice....memeotoaaaaa!!! jajajajaja
muy muy buen post !!!!
Como nuestras experiencias vitales van en paralelo, yo, a 14.000 kilometros de distancia, vivia una experiencia similar en ... una peluqueria china, a la que arribè por no se cual influjo (serìa el tuyo)en una tarde de lluvia intensa. Estaba muy confusa.
Solo destacarè algunos detalles que hacen de aquella tarde una tarde inolvidable. El champù al extracto de verza. La toalla zarrapastrosa. El cepillo lleno de pelos.
El corte? Perfecto e impecable, eso si...
No laura, al final no me he pasaDO la maquina en casa, me temo que aun lo empeoraria, ademas el corte de pelo botijo no esta tan mal, freskito.....
vaya Biba, te me has adelantado a lo de la peluqueria china, aun no he vivido esta experiencia y eso que vivo en pleno Chinatown valenciano. La proxima vez será en una peluqueria china y por supuesto os lo contaré casi online porque he descubierto una que tiene wifi. La pelu que he visto es un poco manga mas qu enada porque las peluqueros y peluqieras parecen sacados de una anime japones, mechas a tutiplen y cabecicas redondicas con musica pop nipona. Estoy deseando que me crezca el pelo para cortármelo...
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