Llevo un par de días sumergido en una especia de fiebre consumista, una fiebre que se extiende de cruel manera cual pandemia. El martes había mercadillo en mi calle y como en otras ocasiones quedé con mi amiga Bego, desayunamos y dimos una rápida vuelta antes de que Bego se fuera. Lo suficiente para comprarme un par de juegos de sabana que necesitaba, pues el jueves me traeran mi nueva cama, mi nuevo lecho, espero que este a diferencia del anterior me invité a dormir. Si lo confieso no he tenido una buena relación con esta ultima cama, la mayoría de los días he terminado durmiendo en cualquier sitio excepto en ella, incluso ahora hay días que me despierto sentando en el sillón y no recuerdo como he llegado hasta allí. Esa cama me odia y yo a ella, si bien es cierto que durante unos años represento, el descanso para mi madre, en estos ultimos meses, esa cama estupenda por otra parte, con su motor para subir y bajar la cabecera y los pies, esa cama digo, representa el dolor, la angustia, la ausencia, la muerte….
Es lo que tiene ponerse a escribir, hace un par de días una buena amiga me decía que le gustaba el nuevo rumbo del blog, con estos cuentecillos que apenas empiezan y que nunca acaban, pero es mi blog, es libre y no acabo las historias si no me apetece hacerlo.
Le decía yo a mi amiga que estos micro relatos o como se llamen, son algo más que un ejercicio, un entretenimiento, son una necesidad porque aunque mi vida nada tenga que ver con la de esas fotos, hay mucho de mí en cada una de esta historias.
No se porque el poste ha tomado este punto asin un poco bajuna, no es mi intención.
Mi intención es seguir contando ese momento mercadillo del martes cuando me compre ese par de juego de sabanas estupendos. La cosa iba a acabar ahí pero siguió mas adelante con un par de vaqueros, vaqueros de mercadillo. Me subí a casa con los pantalones y me los probé, bajé mas tarde porque uno no me veía, el otro no me había fijado pero no me acababa de convencer, vamos que no me lo pongo ni muerto.
Claro, uno ya tiene unas edades en las que vestirse con pantalones vaqueros con mega camales y rollo asin un poco urbano con cadenas pro los bolsillos y tal, pues como que ya me veo muy mayor. De camino disfruté hurgando en una mesa en la que se acumulaban multitud de objetos con un polvo acumulado más que sospechoso. Había un poco de todo, desde cuadritos decorativos del tamaño de un paquete de tabaco con motivos marineros (me pille dos),a juegos de posavasos, auriculares, gafas de sol … y lo mejor el eslogan corto pero contundente:
3 por un leuro.
De acuerdo para que quiero dos diminutos cuadros con un barquito. O unas gafas de sol no homologas, .. pero eran tan baratos, 3 por un euro. Y el gitano venga de sacarme figuritas de resina horrorosas con motivos heavy metal y servidor que no, que se quedaba con los barquitos y los posavasos. Menos mal que nos quedan los mercadillos para estos arrebatos de compra compulsiva, claro donde me van a dar 3 cosas, aunque sean 3 mierdas por un euro,,,,,,
Es lo que tiene ponerse a escribir, hace un par de días una buena amiga me decía que le gustaba el nuevo rumbo del blog, con estos cuentecillos que apenas empiezan y que nunca acaban, pero es mi blog, es libre y no acabo las historias si no me apetece hacerlo.
Le decía yo a mi amiga que estos micro relatos o como se llamen, son algo más que un ejercicio, un entretenimiento, son una necesidad porque aunque mi vida nada tenga que ver con la de esas fotos, hay mucho de mí en cada una de esta historias.
No se porque el poste ha tomado este punto asin un poco bajuna, no es mi intención.
Mi intención es seguir contando ese momento mercadillo del martes cuando me compre ese par de juego de sabanas estupendos. La cosa iba a acabar ahí pero siguió mas adelante con un par de vaqueros, vaqueros de mercadillo. Me subí a casa con los pantalones y me los probé, bajé mas tarde porque uno no me veía, el otro no me había fijado pero no me acababa de convencer, vamos que no me lo pongo ni muerto.
Claro, uno ya tiene unas edades en las que vestirse con pantalones vaqueros con mega camales y rollo asin un poco urbano con cadenas pro los bolsillos y tal, pues como que ya me veo muy mayor. De camino disfruté hurgando en una mesa en la que se acumulaban multitud de objetos con un polvo acumulado más que sospechoso. Había un poco de todo, desde cuadritos decorativos del tamaño de un paquete de tabaco con motivos marineros (me pille dos),a juegos de posavasos, auriculares, gafas de sol … y lo mejor el eslogan corto pero contundente:
3 por un leuro.
De acuerdo para que quiero dos diminutos cuadros con un barquito. O unas gafas de sol no homologas, .. pero eran tan baratos, 3 por un euro. Y el gitano venga de sacarme figuritas de resina horrorosas con motivos heavy metal y servidor que no, que se quedaba con los barquitos y los posavasos. Menos mal que nos quedan los mercadillos para estos arrebatos de compra compulsiva, claro donde me van a dar 3 cosas, aunque sean 3 mierdas por un euro,,,,,,
4 comentarios:
Hubo un tiempo en el que el mercadillo de tu barrio era uno de los mejores, he encontrado vestidos sesenteros con estampados fabulosos, pendientes bordados con pedreria vintage, cinturones de anchuras imposibles...
Que envidia me das.Nada como el mercadillo Jerulo.Encuentras de todo por dos duros,perdon! tres euros.Añoranzas del pasado e historias del presente. Y el momento discursión con la maruja q quiere la misma prenda q tú es superexcitante.
En ese tiempo ddel que habla Biba, en lugar de sartener, cacerolas o mantenes de hule, servidor tambien se compraba sus modelitos de ropa usada. Camisas imposibles, gabardinas, abrigos... que maravilla y que democraticos eran los 80. Cualquiera podia ser moderno sin ir a Londres a comprase la ropa, o al menos parecerlo....
No se quien eres anonimo pero puedro imaginarlo, conoces mi barrio e intuyo que en otro tiempo fué el tuyo aunque me extraña pues sueles firmar con tu nick. El mercadillomarca caracter, asin soy yo un poco feriante y muy, muy de saldo...
Publicar un comentario