sábado, 23 de mayo de 2009

La rebelion de los electrodomesticos

Encontrabase servidor apurando las ultimas cucharadas de un estupendo puré de verduras sintético que me había salido de muerte cuando un sonoro y seco golpe interrumpió mi ensimismamiento vespertino. Venia de la cocina y pensé que lo mas seguro es que fuese mi gata que estaba trasteando por allí,. Para cuando quise darme cuenta otro golpe, este menos seco y menos sonoro volvió a estallar al final del pasillo.
Chusa no era, pues seguía enroscada en sus sillita de enea tal y como se había quedado la noche anterior. El tema comenzó a inquietarme pero no lo suficiente como para abandonar el plato de puré que me terminé al tiempo que me levantaba de la silla directo hacia la cocina. DE camino otro estruendo este múltiple provocó que servidor acelarease el paso hasta atravesar la puerta de la cocina y encontrarme con un dantesco panorama que será difícil algun dia borrar de mi retina. Inmediatamente vino a mi cabeza aquella vieja canción de Alaska y los pegamoides. “La rebelión de los electrodomésticos” En mi casa, esta había empezado. La lavadora fue la primera. Para cuando hice entrada, esta ya se encontraba a mitad de la cocina, rauda y directa se dirigía hacia la puerta de la calle. Tenía que interrumpirle el paso, convencerla de que no me abandonase… Para cuando emprendió el camino del pasillo, un sonoro estruendo me asusto sobremanera y es que la lavadora había puesto en marcha el programa de centrifugado y seguía camino de la calle. Comencé a increparla, pidiéndole que se parara, que cesase en su empeño, me agarra con fuerza al tubo de entrada del agua pero ni asin podía con la fuerza de una hembra despechada que exigía mayor atención por mi parte. Me arrastré, me humillé, llore y patalee pero ya era tarde. Para cuando la lavadora estaba a punto de cruzar el umbral que separa mi casa con el rellano de la escalera, la agarré con fuerza y susurrándola al cuadro de mandos le dije con ceremoniosidad:
- Existe alguna posibilidad, por pequeña que sea, de salvar lo nuestro….. Cual Marisa Paredes a Inmanol Arias en La flor de mi secreto. Y ya cuando el aparato se perdía en la oscuridad del rellano, paró en seco el centrifugado. Yo me abracé a su tambor superior de apasionada manera y justo en el momento en el que encendía la luz del descansillo pude observar ensimismado como una grácil pompa de jabón en forma de corazón, salía de su depósito de detergente…


5 comentarios:

Dr.Magenta dijo...

Para una vez que escribo una bonita historia romántica y fina muy rollo Corin Tellado wen paz descanse, y no sois ni para poner un comentario, ni un plauso, ni na....

_-_-_-_-_ dijo...

¡Que gran momento cinematográfico!

Yo tengo un caso parecido en mi apartamento con la lavadora, pero creo que es un poco limítrofe por que sus movimientos se limitan a ir hacia la izquierda y centrifugar en voz alta, qué descaro. No pretende huir pues jamás sale de su hueco, pero es una abraza-encimeras, apoyada siempre en el horno.

Tremendo.

Anónimo dijo...

Eso le pasa por no lavar a mano. Que lavadora y niño muerto.

Dr.Magenta dijo...

Siii, a mano voy a lavar con las manos de anuncio que tengoo

Dr.Magenta dijo...

Faltaria plus....