Valencia- Suecia, pasando por Murcia...

Pasadas las 9 de la mañana hemos emprendido camino hacia Ikea, nuestro particular paraíso sueco, la republica independiente de nuestra casa y dependiente de nuestro bolsillo. De entrada ubicarnos en la furgoneta los 3 ya ha sido de una pericia no se si sueca pero en todo caso de un gran entusiasmo por nuestra parte.
Embutidos los 3 en la cabina y a modo de record guinnes a ritmo de M80 mientras a duras penas conseguíamos abrocharnos el cinturón debido sin duda a la “presión” a la que estábamos sometidos. Nunca una furgoneta estuvo tan bien aprovechada.
Para cuando la furgoneta hizo entrada en el basto aparcamiento de Ikea, nosotros cual Rambo 3, ya no sentíamos las piernas. Cuando abrí la puerta y solté el cinturón de seguridad, los 3 con servidor a la cabeza salimos disparados por esta cual tsunami hacia el suelo,
Si aquello era suecia hacia mucho calor y los suecos pese a lo que yo pensaba hablan en un castellano un poco particular:
- Quieree haceeeteee la tarjetita del Ikea family.. Me pregunto una rolliza sueca con aspecto de Chone.
Por supuesto dije yo y es que a tarjetas y promociones no me gana nadie, siempre que sean gratis y si como es el caso por tener la tarjeta te dan todo el café que te quieras tomar, pues uno va y aprovecha y acaba como servidor con una sobredosis de cafeína y porque no decirlo con un trastorno múltiple de personalidad que le lleva directamente a las compras compulsivas.
Comenzamos la ruta peregrina por nuestra particular republica y para cuando quise darme cuanta servidor ya se había envuelto o mejor enredado en una espiral, en un bucle de confusión absoluta. Y es que como bien decía ese gran filósofo y ensayista Dinio García:
- Ikea me confunde…
Claro porque ocurre que yo el sueco así oral como que lo entiendo perfectamente, con la muchcaha del hall no tuve problemas, otra cosa es el sueco escrito y esos nombres tan toscos en su pronunciar. La silla DANUTTA, el sillón VAN HOPPEN, la mesa HOMMFL.. . Para cuando uno ya ha hecho el peregrinaje por ambas plantas comprando cosas a veces un poco absurdas pero que en ese justo momento daría la vida por ellas….. De todas formas confieso que me he contenido en mis compras a pesar de que en principio esas dos o tres cositas han acabado convirteiendose en 2 o 3 docenas de cositas. Uno compra con la sensación de que nunca más va a volver a Ikea.
Hasta que lo pongan en valencia, piensa… y se deja llevar por ese impulso irrefrenable de consumo distraído. LO peor es que cuando uno entra allí, ya no puede salir, la gente entre los cafés y el ansia por fumar, se pone nerviosa y compra, compra y quiere salir de allí, de la gélida suecia y sudar, sudar bajo los rayitos de sol murcianos aunque sea cargando una furgoneta con 5 carritos de la compra. La adicción a la nicotina de la que soy esclavo, lleva al ser humano a situaciones como la que yo he vivido, cuando he podido salir de allí, lo primero que he hecho ha sido encender un pitillo, al instante una mujer se me ha acercado temblorosa de la mano de su hija, y me ha ofrecido favores sexuales a cambio de un cigarro. No tengo tabaco me decía casi llorando, y aquí, en este páramo infernal en medio de la nada,,, no venden.
Tranquila, le he dicho mientras le ofrecía un pitillo,
Se por lo que estas pasando , le he dicho.
Para cuando hemos pasado nuestra caravana de carritos por la caja, ya eran las 5 de la tarde así que decidimos comer allí mismo y gozar de las excelencias de la comida sueca.
Lamentablemente lo único que encontramos fueron los restos de las excelencias de la comida sueca. Pasta, bocadillos y albóndigas suecas.
4,95 …. 10 unidades
Me disponía a pedirle un plato a la camarera cuando esta me interrumpió.
Un minutito, seño
Quito el cartel de las albóndigas y puso otro en el que ponía.
A partir de las 17:00 albóndigas …. 1 euro.
Has sido un momento muy grande, mas tarde nos hemos dado cuenta que muchos guiris iban a las 5 a merendar, por un euro un plato de albóndigas estupendo, que a estas alturas de la noche aun me esta repitiendo, y todo el café que se quieran tomar…
Menudos son los guiris…
Las albóndigas que devoramos se hicieron fuertes en nuestro cuerpo en forma de lorzas y nuestro viaje de vuelta aun , si cabe, fue más apretujado que el de ida. Era como estar en “La habitación del pánico” Menos mal que servidor ser dejo llevar por el cansancio y a pesar de las extrecheces anduvo dormitando todo el trayecto. Pasadas las 9 de la noche llegaba a casa, y aquí estoy ahora contándolo.
Para terminar tan solo una breve reflexión.
Porque cada vez que salgo de valencia en coche tengo que pasar por “La font de la figuera” Acaso todos los caminos llevan allí’